El estudio fue realizado por un equipo del Centro Médico de la Universidad de Pensilvania drante los años 1996 y 1997. En este período, se entrevistó a 925 mujeres que habían acudido a tres departamentos de urgencias en Filadelfia (EEUU) para ser tratadas por heridas sufridas en agresiones, un total de 405, o por problemas generales de salud, un total de 520.

Los entrevistadores descubrieron que la mayoría de las mujeres tenían o habían tenido una pareja que las maltrataba, lo que indicaba una gran prevalencia de la violencia doméstica en la comunidad.

Cerca de un 75% de las víctimas hbían sido agredidas por hombres, y la mitad de ellas fueron atacadas por individuos que no eran sus parejas, pero que generalmente eran conocidos o familiares. En estos casos, la mayor parte de las víctimas fue golpeada en público o con otras personas presentes.

Los investigadores comprobaron que los agresores presentaban un cuadro de alto índice de consumo de drogas y alcohol, así como un historial arrestos policiales. En el caso de la violencia perpetrada por conocidos o familiares, las característias del barrio eran importantes: las mujeres que estaban en mayor peligro eran las que vivían en suburbios caracterizados por altos niveles de pobreza y bajos niveles de educación.