Perro guía

Mucha formación y tiempo de trabajo, claves de la química que existe entre Xavat y Alberto

- La primera persona ciega y sin manos del mundo que tiene un perro guía

MADRID
SERVIMEDIA

Cinco años llevaba Alberto Villalba en lista de espera para conseguir un perro guía que le ayudase a moverse por las calles de su Teruel natal. Le hacía falta un animal especial, capaz de adaptarse a las necesidades de una persona que, además de no ver, carece de manos y de parte de sus antebrazos. Ha requerido mucho tiempo y trabajo hasta dar con la tecla, pero ese compañero está ya en su vida.

Xavat pasó un año de cachorro con su primera familia para aprender a socializar con los humanos antes de volver a la escuela de la Fundación ONCE del perro guía, donde le adiestraron para convertirlo en ‘lazarillo’ durante otros 10 meses.

Fue al terminar esta formación cuando Elisenda Stewart, instructora de la escuela, empezó a pensar que los caminos de los dos podrían cruzarse. ”Creí que podían encajar”, declaró Stewart a Servimedia. Y así fue. Alberto se convirtió en la primera persona ciega sin manos con un perro guía del mundo y Xavat, en todo un pionero del guiado.

UN ENCAJE DELICADO

Según explica la experta, “en la escuela tenemos un listado con todas aquellas personas ciegas que han sido consideradas aptas para recibir un perro guía y, cada vez que terminamos la formación de uno de nuestros perros, estudiamos las características de los candidatos para ver quiénes pueden ser compatibles”. “No todos los perros valen para todas las personas y viceversa”, subrayó.

A su juicio, “el emparejamiento es una decisión muy delicada, también en este campo. “Tenemos que analizar el temperamento y la naturaleza de nuestros animales y sus características físicas”, detalló, así como “la personalidad y los hábitos de los dueños, su edad, sus preferencias”.

Por eso, Alberto llevaba tanto tiempo en espera, porque precisaba "un perro especial". “Hasta que Xavat estuvo listo “y “vimos que podían entenderse”.

Xavat es un perro grande y tranquilo, que puede variar su marcha (camina a un ritmo medio y a mayor velocidad) como Alberto. Así que, en septiembre de 2021, los dos fueron emparejados.

PRUEBA Y ERROR

Sin embargo, aún tuvieron que transcurrir tres meses más hasta que Alberto y el perro pudieron pasear juntos. Mientras tanto, cada uno trabajaba por su cuenta para allanar el terreno a la futura convivencia.

En Teruel, Alberto probaba distintos arneses y correas en busca del material que mejor se adaptara a su prótesis y al mismo tiempo le permitiera dirigir a un perro sin utilizar las manos, que una granada abandonada de la guerra civil le arrancó hace más de 13 años junto a la visión.

Él sostiene el asa de la correa con la prótesis del brazo izquierdo, aunque para dirigir con precisión a su perro y darle órdenes se vale de una segunda correa ajustada al muñón del brazo derecho, donde no lleva ninguna prótesis.

“Esto me permite tener sensibilidad en el brazo y, por ejemplo, dar un tirón y hacer que Xavat se pare”, explicó a Servimedia Alberto, quien utiliza este brazo para muchas otras actividades del día a día, como presionar los botones del ascensor o dar las luces.

Alberto necesitó su tiempo hasta dar con las correas adecuadas, que le permitiesen mantener la tensión sin estrangular la prótesis”

Por el mismo motivo, también el arnés de Xavat tiene que ser adaptado. “Me di cuenta que no podía manipular el sistema de apertura y cierre y que no podía colocárselo por mí mismo. "Hicimos varias pruebas con distintos prototipos hasta que se me ocurrió el sistema de velcros", que es el que ahora luce el arnés de Xavat.

Mientras tanto, Elisenda le daba instrucciones desde Madrid y él le mostraba sus avances mediante vídeos: “Los materiales me llegaban por correo y yo los probaba con mi perrita Noa y les hacía mis propuestas a Elisenda y al equipo de la escuela. Ha sido un proceso de prueba y error”.

Este aprendizaje duró unos tres meses, en los que Alberto realizó un par de viajes a la capital y conoció al sastre Emilio Asiaín de Boadilla del Monte, quien confeccionó las correas de forma personalizada.

Por su parte, la instructora aprovechó este tiempo para “empezar un adiestramiento especializado con Xavat", que aunque se adaptaba bien a Alberto, “tenía que aprender a ser más paciente”.

“A veces, la prótesis de Alberto se abre de forma inesperada y la correa se suelta”, apuntó, y Xavat hubo de entender que esto no significa que su dueño le quiere soltar. “Debe permanecer quieto y esperar”.

Del mismo modo, Alberto necesita mucho más tiempo para colocarle los arneses y las correas, y “él tiene que interpretar eso como lo que es”.

UN FLECHAZO

Pasó el otoño. Xavat y Alberto hicieron sus deberes y llegó el momento del ansiado encuentro. Elisenda y Xavat viajaron entonces a Teruel para iniciar el entrenamiento conjunto. “Fue amor a primera vista”, confiesa Alberto, y Elisenda corrobora la idea.

Los tres pasaron una semana intensiva en la que realizaron sin cesar los recorridos más habituales de Alberto por la ciudad. “Era el momento de la verdad, en el que teníamos que ver si Alberto y Xavat encajaban”. “Si había química”, precisó Stewart.

“Por suerte, la conexión fue instantánea”. También las cosas funcionaron muy bien entre Xavat y Noa, hasta entonces única perra en la vida de Alberto, aunque Elisenda se ocupó durante esa semana de presentarlos y de procurar que se adaptasen el uno al otro.

Transcurridos siete días, Xavat se quedó en Teruel y ella volvió a Madrid con la promesa de regresar. El entrenamiento había sido muy intenso y tenían que “reposar contenidos adquiridos ” antes de proseguir con la formación.

Tuvieron todo un mes para hacerlo. En ese tiempo, perro y dueño salían todos los días juntos a realizar sus recorridos y aprendieron a compenetrarse. Mientras, Xavat se acostumbró a su nueva vida con Alberto, su pareja y Noa, y la familia también aceptó al recién llegado.

Por las mañanas, Xavat acompaña a Alberto al gimnasio, al fisioterapeuta y a sus tareas cotidianas. “Por las tardes, los cuatro vamos al monte”, dice el dueño, “y allí “Noa y Xavat corren y juegan juntos como hermanos”.

SIEMPRE EN FORMACIÓN

La semana pasada, Elisenda cumplió su promesa y volvió a Teruel para continuar con la formación de ambos”. “Insistimos en los recorridos habituales y han aprendido algunos nuevos”. Les ha visto “muy hechos el uno al otro”.

Alberto se muestra también muy satisfecho con Xavat, que le ayuda en su día a día y le ha hecho ganar autonomía.

“Esto aún no ha terminado y Elisenda posiblemente volverá dentro de unos meses para practicar recorridos distintos. Además, “no paramos de probar nuevos materiales para que Alberto y Xavat estén lo más cómodos posible”, puntualizó Stewart.

Con todo, lo más importante ya se ha logrado. Alberto y Xavat han encajado y son ya inseparables. Los dos han encontrado el compañero que buscaban. “Ha sido mucho tiempo de trabajo, de formación y de prueba y error hasta dar con la tecla”, pero “ha valido la pena”, dicen al unísono.

(SERVIMEDIA)
23 Ene 2022
AGQ/mjg