Monseñor Yanes señala que en muchos casos el retraso está motivado por el descuido o la despreocupación de los progenitores, y en otros porque los padres deciden que sea el niño el que tome la decisión cuando sea mayor.

Respecto a los que optan porque sea el niño quien decida si desea o n ser bautizado, el prelado dice que el hecho de que los niños no puedan profesar personalmente su fe no impide que la Iglesia les confiera este sacramento.

Asimismo, argumenta que igual que los padres enseñan a andar, a hablar o a comer a los hijos desde su más tierna infancia, también deben bautizarlos.

"La práctica de bautizar a los niños pequeños", explica, "ha sido consdierada siempre, tanto en la Iglesia latina como en las Iglesias de oriente una norma que procede de la Iglesia primitiva". Sin embargo, el presidente de la Conferencia Episcopal reconoce que excepto en caso de peligro de muerte, la Iglesia no da este sacramento a los niños sin el consentimiento de los padres y la garantía de que el niño bautizado recibirá la educación católica".