La negativa de la tenista a participar en el próximo Open de Estados Unidos, previsto para el 30 de agosto, ha levantado los rumores de su retirada y ha causado gran revuelo en os círculos tenísticos internacionales.

La deportista sufrió en abril de este año, durante el descanso de un partido del torneo de Hamburgo, un atentado, cuando un hombre de 38 años, Gunther Parche, la atacó por la espalda con un cuchillo.

El agresor declaró ser fan incondicional de Steffi Graf y que su intención era dejar fuera de combate a la tenista serbia para que la alemana recuperara el primer puesto en el "ranking" internacional.

La herida le produjo un corte de casi dos centímetros y por suerte, sólo resultó afectado el músculo. Sin embargo, los médicos se dieron cuenta de que el mayor problema para la tenista era psíquico. En mayo pasado, Seles se trasladó a una clínica de Colorado y, desde entonces, no ha vuelto a participar en ningún torneo.

Mónica Seles sigue ingresada en la clínica de Vail, en Colorado (EEUU), y según el doctor que la atiende, Richard Steadman, todavía no está a punto para volver a practicar su juego zurdo con éxito.

Algunos medios de comunicación alemaes han asegurado que lo que ocurre es que la joven, que fue la tenista número uno en 1991, no ha superado aún las secuelas psicológicas de la agresión.

La tenista, que nunca ha ocultado su debilidad y su pasión por las pasarelas, por cambiarse de trajes, de "look", y por salir lo más radiante posible en las revistas, podría haber aprovechado este "bache psicológico" para "colgar" la raqueta, según apreciaciones de las mismas fuentes.

En más de una ocasión, Seles ha manisfestado: "cuando deje el tnis, me gustaría dedicarme a algo que esté relacionado con los escenarios y a abrir mis propias tiendas de ropa, en París, Argentina, Londres y España, donde me gustaría vivir".