Para el empresario navarro, los factores transformados por la globalización son las personas y la responsabilidad social de las empresas, junto con la innovación.

Según él, el concepto de "empleabilidad" también ha sufrido modificaciones con el creciente proceso globalización. Para Iraburu, los empleados no esperan de las empresas lo mismo que hace años, ni tampoco los directivos tienen las mismas expectativas respecto a sus trabajadores.

"El empresario quiere que el trabajador desempeñe su labor mejor que la competencia y sin que la reduzca a una mera relación contractual. Los empleados, por su parte, exigen a la empresa la posibilidad de asumir responsabilidades crecientes y que su valor como profesional esté en continuo crecimiento", explicó.

Además, Miguel Iraburu destacó las obligaciones, compromisos legales y éticos que se derivan de la actividad de las empresas en el ámbito social, laboral, medioambiental, y de los derechos humanos. La responsabilidad corporativa de las empresas ha pasado a ser el primer punto de la agenda sus directivos. "Los resultados económicos son necesarios, pero no suficientes para crear valor diferencial. El Mercado tiene que entender la estrategia de la empresa y sus decisiones para ver cumplida su misión", agregó.

En cuanto a la innovación, señaló que se trata de que el mercado perciba las ventajas competitivas de la empresa para crear ese valor competencial que la desmarca del resto. "La estrategia de diferenciación puede estar en el producto, el proceso, en la estrategia comercial... no es sólo fruto del departamento de I+D+i". La mejor estrategia es innovar a pequeños saltos todos los días y desde todas las áreas de la empresa", concluyó Iraburu.