A la cifra antes citada se añade otra cantidad equivalente aportada por las restantes administraciones públicas implicadas, lo que eleva el gasto público total a más de 35 millones de euros, el mayor esfuerzo de inversión realizado para la consolidación de estos espacios hasta la fecha.

Las reservas de la biosfera que se verán beneficiadas de esta inversión son las de Eo, Oscos y Sierra de Burón (Galicia y Asturias); Somiedo, Muniellos, Redes (Asturias); Valles de Leza, Jubera, Cidacos y Alhama (La Rioja); Bárdenas Reales (Navarra); Menorca (Baleares); Lanzarote, La Palma, El Hierro (Canarias); Ordesa, Viñamala, (Aragón) y la de Mancha Húmeda (Castilla-La Mancha).

También lo harán las de Doñana, Grazalema, Cazorla, Marismas del Odiel, Sierra Nevada, Cabo de Gata, Dehesas de Sierra Morena, Sierra de las Nieves (Andalucía); Monfragüe (Extremadura); Babia, Alto Bernesga, Ancares Leoneses, Omaña y Luna (Castilla y León) y Montseny (Cataluña).

Entre otras actuaciones, se incluyen las mejoras de infraestructuras locales, actuaciones de dotación de servicios, apoyo a la diversificación de la actividad económica, consolidación del patrimonio natural y cultural, puesta en valor de los recursos endógenos, restauración ambiental, y otras relacionadas con la propia organización de las Reservas de Biosfera.

La figura de la Reserva de la Biosfera fue pionera desde su creación por la Unesco en materia de desarrollo sostenible, y son espacios piloto singulares donde ejemplificar un modelo de relación armónico entre el hombre y el territorio. Con las recientes declaraciones de dos nuevas reservas (Fuerteventura, y Geres-Xures) son ya 40 las que tiene España.