En el Ejercito de Tierra, un 60,5% de los reclutas encuestados aseguran que nunca toman este tipo de sustancias, un 24,5% se confiesa consumidor esporádico y un 15% usa habitualmente drogas.

Estos porcentajes suben en la Armada, cuerpo en el que un 37,4% consume de vez en cuando y un 10,5% es cliente habitual de los traficantes.

La sustanca que cuenta con mayores adeptos es al cannabis que el pasado año fue utilizada por el 78,9% de los que se drogaron durante el Servicio Militar. Por detrás, los opiaceos, la cocaina y los alucinógenos son las sustancias preferidas por los reclutas.

DEMASIADA LIBERTAD

Según lo datos ofrecidos por el ministro, el consumo de drogas en los cuarteles ha descendido pero ahora se concentra principlamente en las horas de ocio que pasan los soldados fuera del cuartel.

Vargas indicó que el nuevo reglameno del Servicio Militar deja muchas más horas libres a los reclutas y dificulta el control de su actividad por parte de los mandos desde las cinco de la tarde hasta las ocho de la mañana del día siguiente.

El ministro relacionó estos datos con el número total de soldados de reemplazo que se incorporan cada año a filas. Según sus estimaciones, de los casi 230.000 reclutas que hacen la mili, sólo el 1,36% está afectado por problemas con la droga, proporción que, según dijo, desciende lentamente desde 199, año en que afectaba al 1,89% de los reclutas.

Estas cifras no se corresponden con el resultado de la encuesta hecha por Defensa el pasado año y son el fruto del sistema de control interno del Ejercito que ocasionó la sanción de 3.338 personas durante el pasado año por consumo de drogas o alcohol.

Vargas reconoció que aunque los datos que facilitan los soldados son confidenciales y respetan el anonimato es muy posible que muchos mientan a la hora de contestar.

DESINTOXICACION

El ministro seguró que "la existencia de un sólo caso de drogadicción en las filas del Ejército es preocupante" perohizo especial hicapié en los datos de abandono de las drogas durante la prestación de la mili.

Según dijo, entre un 5,06% y un 5,3% de los drogadictos abandonan su adicción durante el servicio militar y tan sólo entre un 4,3% y 4,8% se convierten en consumidores.

Defensa cuenta con datos que acreditan que el 85% de los consumidores de estupefacientes probaron estas sustancias antes de los 18 ños, lo que demuestra, según Vargas, que "no es verdad que la mili sea el lugar de iniciación en el consumo de las drogas".

El alcohol es con diferencia la sustancia de uso más extendido entre los jóvenes en edad militar. Las restricciones al consumo impuestas en los cuarteles hace que el 44% de los soldados no cunsuma bebidas a diario, proporción que desciente al 14% si se trata de fines de semana o tiempo libre.

De los consumidores habituales de alcohol el 50% no ha incrementado la ingestión deestos productos desde que está en la mili, el 20% bebe más y el 11% consume menos alcohol que antes.

TRATAMIENTO

Vargas indicó que en 1992 tuvieron que tratarse en instituciones hospitalarias 1.954 casos relacionados con la droga, mientras que en 1993 sólo fueron 469 los soldados atendidos.

En cuanto a los planes de Defensa para prevenir este problema, el ministro anunció su decisión de encomendar a la dirección general del Servicio Militar la coordinación de los planes de prevención de los tre Ejércitos, que tendrán además planes de ataque específicos a sus características.

Se reforzará también la ligadura de Defensa al Plan Nacional sobre Drogas para aunar esfuerzos y seguirá con el programa de preparación de los mandos para convertirlos en especialistas capaces de contribuir a la erradicación de la drogadicción.