La marcha se inició frente a la sede de la Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración, del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, en la calle José Abascal. La mayoría de los convocados eran jóvenes de los que apenas quince, mujeres, y una decena de personas mayores.

Al grito de "Sin seguridad no hay libertad", "España cristiana y no musulmana, y ondeando banderas españolas, sin escudo, y otras del partido convocante, los manifestantes se dirigieron hacia la plaza de Chamberí, donde el presidente de Democracia Nacional, Manuel Canduela, reclamó la repatriación de las personas inmigrantes sin documentación y aludió al reciente atraco sufrido por el empresario José Luis Moreno para ejemplificar la "ola de atracos" a manos de "extranjeros".

Canduela, en declaraciones a los periodistas antes de comenzar la marcha, se preguntó si "¿llamar escoria a bandas de delincuentes es erróneo? Estamos en todo nuestro derecho de llamarles así". "Exigimos", agregó, "la repatriación inmediata de los delincuentes y los ilegales en nuestro país".

Los manifestantes corearon, entre otros eslóganes, "Esta es nuestra tierra y hay que defenderla", "Ayudas sociales para los nacionales", "Sin seguridad no hay libertad", "¿A quién beneficia tanta inmigración? No es al obrero, es al patrón", "España cristiana y no musulmana" o "Josu Ternera, al paredón". Las pancartas exhibidas mostraron mensajes como "Contra el racismo antiespañol". Una de ellas presentaba un dibujo de cuatro ovejas, tres de ellas de color negro que eran pateadas por otra blanca.

Unos 80 agentes del Cuerpo Nacional de Policía, con seis Unidades de Intervención Policial (UIP) y un helicóptero de apoyo, custodiaron la marcha, que fue prohibida el pasado lunes por la Delegación del Gobierno en Madrid, aunque tras el recurso de Democracia Nacional, resultó autorizada finalmente por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid.

La autorización de la manifestación despertó la indignación de partidos políticos como IU, y organizaciones sociales como Movimiento contra la Intolerancia, que creen que esta marcha abre las puertas a otras de corte similar contra las personas inmigrantes o de etnias diversas.

Ésta es la primera manifestación que DN convoca tras el asesinato del joven de izquierdas Carlos Javier Palomino, que fue apuñalado por un neonazi el pasado noviembre en el entorno de otra manifestación convocada por el mismo partido y con el mismo fin en el barrio de Usera.

Tras recorrer la calle de Santa Engracia, los manifestantes concluyeron la marcha en Plaza de Chamberí, que estaba atestada de familias con niños, jugando en su parque infantil, y personas mayores tomando el sol en bancos, quienes no interrumpieron sus actividades.

En el lugar, el presidente de Democracia Nacional, Manuel Canduela, reiteró las soflamas oídas durante la marcha y finalizó pidiendo a los manifestados que no utilizaran de vuelta a casa el metro ante el riesgo de ser atacados por jóvenes de izquierda o personas inmigrantes, como ocurrió el día en que fue asesinado Carlos Javier Palomino.