La organización recalcó que las necesidades humanitarias generadas por la guerra en Ucrania aumentan cada día de forma “exponencial” y más de 12 millones de personas, de las cuales tres son niños, requieren ayuda urgente.

Según explicó Aldeas Infantiles SOS, los menores refugiados y desplazados internos corren “un alto riesgo” de perder el cuidado de sus padres, así como de sufrir violencia, abuso, explotación e incluso tráfico de personas. Además, denunció que la extrema vulnerabilidad de las niñas y mujeres desplazadas también aumenta su riesgo de sufrir explotación sexual o ser víctimas de trata.

Asimismo, recordó que el riesgo de que los niños experimenten problemas de salud se ha incrementado debido a la interrupción de los programas de vacunación. También incidió en que los menores con enfermedades crónicas se enfrentan a grandes dificultades para acceder a la atención médica. Los servicios de salud se han deteriorado desde el inicio del conflicto por “la constante escasez de insumos médicos y los ataques a las infraestructuras sanitarias”.

Aldeas Infantiles SOS también puso el foco en la necesidad de la atención psicológica para los niños ucranianos, tanto dentro como fuera del país, para “afrontar y superar” la experiencia vivida.

Por otro lado, indicó que el acceso a la educación se ha visto interrumpida para aproximadamente 5,7 millones de niños y adolescentes en edad escolar, y advirtió de que la proliferación de armas pequeñas y ligeras ha aumentado “gravemente” el riesgo de reclutamiento de adolescentes en edad escolar en grupos armados.

La inseguridad alimentaria crece debido a la escalada de las hostilidades, los desplazamientos masivos, las limitaciones de suministro y las interrupciones del mercado. Las necesidades de agua, saneamiento e higiene, especialmente en el este de Ucrania, aumentan ya que las infraestructuras esenciales de agua han sido dañas o destruidas, así lo señaló la entidad.

Por otra parte, Aldeas Infantiles SOS ha proporcionado alimentos, agua, artículos de higiene y de primera necesidad, alojamiento y servicios psicosociales a 8.050 personas dentro de Ucrania en las casi cuatro semanas de guerra. Entre ellas, la organización ha atendido durante sus desplazamientos a 300 niños no acompañados y a 1.500 menores tutelados por el Estado ucraniano que permanecían en instituciones residenciales.