Estos síntomas psicóticos y de conducta, así como sus consecuencias, su posible tratamiento y la imposición de un visado de inspección para los antipsicóticos atípicos en mayores de 75 años son los principales aspectos de debate entre los más de 200 expertos asistentes al evento, organizado por el Instituto de Estudios Médico Científicos (INESME).

"El principal problema que estamos teniendo ahora con el abordaje de estos síntomas, entre los que destacan inquietud irritabilidad, agresión física, sexual o verbal" es que tienen que tratarse con antipsicóticos, una familia de fármacos sobre "los que no hay demasiados estudios y para cuya prescripción cada vez tenemos más limitaciones los especialistas", explicó el doctor Alfonso Cruz Jentoft, de la Unidad de Geriatría del Hospital Ramón y Cajal.

Los trastornos psicóticos y conductuales aumentan el sufrimiento y la dependencia del paciente y propician la aparición de depresión y ansiedad en el cuidador del enfermo, originando una sobrecarga en su familia y su entorno.

Estos síntomas originan tal sobrecarga sobre el cuidador que, con frecuencia, lo convierten en otro enfermo al causar la aparición de depresión, ansiedad, estrés y/o patologías funcionales que requieren a su vez de tratamiento farmacológico.

El doctor Cruz Jentoft aseguró que, desde que el pasado mes de febrero el Ministerio de Sanidad impusiera un visado para los antipsicóticos atípicos (los surgidos para paliar los efectos secundarios de los clásicos), "se ha producido un incremento del 30% en la prescripción de antipsicóticos clásicos en detrimento de los atípicos, con las consecuencias que ello conlleva".