En los hospitales públicos, el porcentaje de niños que empiezan su alimentación con lactancia materna es del 74,7%, cifra similar a la de los centros privados con un 71,9%.

Aunque la lactancia materna ha sido siempre reconocida como el mejor alimento en la primera etapa de la vida, su práctica disminuyó a partir de los años 70 en los países occidentales por diversas razones de índole social y cultural.

Actualmente, en las sociedades occidentales, la lactancia natural se ha convertido en uno de los aspectos a tener en cuenta desde la perspectiva de la promoción de la salud, al entender que como alimento de especie, asegura el mejor desarrollo del lactante y ofrece grandes beneficios tanto para su salud como para la de la madre que amamanta.

Los beneficios de la leche materna se centran en cinco puntos: proporciona la alimentación ideal al lactante y contribuye a su desarrollo y crecimientos saludables; reduce la incidencia y la gravedad de las enfermedades infecciosas, disminuyendo la morbilidad y mortalidad infantiles; promueve la salud de la mujer al reducir el riesgo de cáncer de mama y de ovario al aumentar el intervalo entre embarazos; proporciona beneficios sociales y económicos a la familia y la nación; y proporciona a la mayoría de las mujeres un sentimiento de satisfacción cuando se lleva a cabo con éxito.