Estos pacientes ocasionaron un coste sanitario directo de más de 10.865 millones de euros en el año 2004.

El trabajo, presentado hoy en Madrid, analiza en cifras la situación actual y futura de las enfermedades neurológicas en España, un tipo de patologías que afectan al sistema nervioso central y que, según las previsiones de envejecimiento de la población, sufrirán cada vez más personas.

En este sentido, el trabajo indica que se calcula que en el año 2050 habrá en España 16 millones de personas mayores de 65 años.

En la actualidad, de los aproximadamente siete millones de españoles que padecen enfermedades neurológicas, alrededor de uno y medio sufren patologías graves, según explicó en la presentación del estudio el director general de la FEEN, Antonio Gil Núñez.

Para atender a estos enfermos, continuó el doctor Gil Núñez, son necesarios más apoyos y recursos sociosanitarios, ya que los existentes en este momento son "claramente deficitarios".

En esta línea, tanto el director general del a FEEM, como su presidente, Jordi Matías Guiu, coincidieron en señalar que la futura ley de Dependencia será una buena ayuda, si bien indicaron que precisa de una mayor coordinación de los servicios sociales y sanitarios que ofrezca.

La norma, continuaron, ha de diseñar también equipos técnicos, lo más especializados posible, para evaluar a los potenciales beneficiarios del sistema que cree.

PATOLOGÍAS

Entre las enfermedades neurológicas existentes, los médicos se refirieron al alzheimer, que ahora sufren unos 400.000 españoles y que, según las previsiones, en el año 2050 podrían padecer cerca de un millón.

El informe, titulado "Impacto sociosanitario de las enfermedades neurológicas en España, cita también patologías neurológicas como el ictus, que afecta a cerca de 400.000 españoles; epilepsia, con una cifra de enfermos similar a la del alzheimer; parkinson (unos 100.000 afectados), o esclerosis múltiple (cerca de 25.000).

Las migrañas son otro tipo de enfermedades neurológicas que afectan a casi cuatro millones de españoles y que provocan, además de los costes sanitarios directos, otros de tipo laboral (absentismo y pérdida de productividad), por ejemplo, puesto que se estima que el 92% de quienes las sufren son trabajadores.