"La vida desnuda" es el título de la obra de Montero, que recoge principalemente textos publicados en los últimos años en el diario "El País", tanto en columnas de última página de la eición diaria como en la página completa dentro del suplemento dominical.

"Los textos del dominical, como proceden de una mayor extensión, generalmente tres folios, son más intimistas y reflexivos y, por tanto, en ellos me siento más reflejada", señaló la autora.

Por su parte, Benedetti explicó que las recopilaciones "tienen algo de cóctel, porque son una mezcla, en un solo volumen, de la producción de años distintos, con perspectivas diversas", y recordó que, al leer algunas de las crónicas humorsticas que había escrito hace años, "ya no entendía muchos de mis chistes", porque no recordaba a qué se refería cuando los escribió.

El libro del escritor uruguayo, titulado "Articulario", está compuesto por dos grandes bloques de artículos, que giran en torno a sus colaboraciones durante su exilio en España, entre 1982 y 1984, encuadradas bajo el epígrafe de "Desexilio y otras conjeturas", y las escritas, ya de regreso en Uruguay, entre 1990 y 1993, englobadas como "Perplejidades de fin de siglo". En estos artículos, Benedetti reflexiona sobre temas que le rodean y, en ocasiones, sobre citas que le han influido, como aquella pintada en las calles de Quito que decía: "Ahora que tengo prestas todas las respuestas, me cambiaron todas las preguntas".

Rosa Montero explicó acerca de sus influencias, que "al releer los artículos, pienso que yo siempre escribo sobre las mismas cosas, sobre el mundo, sobre los problemas que me afectan y creo que afectan a otras personas como yo".

"En periodismo,la claridad es un don; incluso en los artículos de fondo de los dominicales", aseguró la autora, "en cambio, en literatura el don está en la ambigüedad. Yo en mis artículos escribo sobre lo que sé, pero en mis libros escribo sobre lo que no sé que sé".

Por lo que se refiere a la responsabilidad de escribir artículos que pueden condicionar al lector en sus actuaciones o en su modo de ver la vida, ambos coincidieron en que "no convences a nadie que no esté convencido ya de antemano".

Sin embargo, Mntero afirmó que es consciente de que "una columna en la última página de un periódico es una plataforma y por tanto debo estar atenta a lo que ocurre en la sociedad, para servir de megafonía a muchas personas que no tienen acceso a esos centímetros cuadrados de opinión para hacerse oír".