En declaraciones a la Ser, Escalada explicó que no deben tener miedo, "porque ya no serían los primeros y tendrían mucho apoyo", y aseguró que no ha querido ir al Golfo porque "esa guerra no es la mía; es una guerra de intereses económicos y políticos en la que nos ha complicado Estados Unidos".

El ejemplo de José Antonio Escalada ha sido al parecer secundado ya por otros tres jóvenes, todos ellos desinados en las corbetas "Infanta Elena" y "Vencedora", que hoy zarparon de Cartagena.

Fuentes de la Oficina del Defensor del Soldado (ODS) aseguraron que son ya ocho los soldados que han abandonado sus destinos, los cuatro marineros mencionados y otros cuatro jóvenes pertenecientes a regimientos de alta montaña, aunque argumentaron que no pueden revelar sus nombres por razones de seguridad.

Por su parte, el Ministerio de Defensa sólo da como segura la deserción de José Antonio Escalada, pero reconce que uno de los marineros que debía partir hoy de Cartagena no acudió a su destino por motivos que aún se desconocen.

Pedro Meyer, portavoz de la Dirección de Relaciones Informativas y Sociales de la Defensa (DRISDE), aseguró que la ausencia de ese segundo marinero "no puede considerarse deserción hasta que no transcurra el plazo establecido por la ley, porque sería imputarle un delito que no es seguro que quisiera cometer".

Mientras tanto, el Juzgado militar de Cartagena está tramitando el expdiente abierto contra José Antonio Escalada, que está en paradero desconocido, y el juez togado militar de Barcelona, donde residía el desertor, ha dictado ya orden de busca y captura.