Manglano llegó a los juzgados de primera instrucción de Madri minutos después de que el ex miembro del CESID Juan Alberto Perote abandonase la sede judicial, tras negarse a declarar ante la magistrada, exigiendo que se le aclare antes qué jurisdicción, la civil o la militar, es competente en su caso.

El jefe interino del CESID llegó a las cinco y veinte a los juzgados de Plaza de Castilla, a los que accedió por el garaje sin dar opción a los periodistas de aproximarse a él, y abandonó de la misma manera la sede judicial a las diez menos cuarto de la noche, prácicamente sin que los periodistas se percatasen de su salida.

Manglano ya declaró con anterioridad ante el fiscal jefe de Madrid, Mariano Fernández Bermejo, ante quien el ex jefe del CESID declaró no reconoció haber ordenado la realización de escuchas ilegales, pero sí la instalación de escáneres para que hicieran un recorrido del espectro radioeléctrico.

Además, Manglano precisó que "alguien se aprovechó" de las conversaciones grabadas por los escáneres y apuntó que esa persona podría haber sido uan Alberto Perote.

Tras tomarle declaración, el fiscal había pedido a la jueza María Jesús Coronado la imposición de una fianza de un millón de pesetas a Manglano, como presunto responsable de un delito de interceptación ilegal de las comunicaciones.

Según el fiscal, la cuantía de la fianza responde a la escasa pena prevista en el Código Penal para ese delito en el momento de su comisión, 1990, de un mes y seis meses de cárcel, por lo que no procedía decretar prisión, sino una medida cautelar "save y escasa", según el acusador público.

Por otra parte, Manglano tendrá que comparecer en el Congreso para explicar su gestión al frente del CESID y su implicación o no en las escuchas a personalidades públicas, incluido el Rey. La comparecencia, que fue solicitada por el Partido Popular e Izquierda Unida, cuenta con el apoyo del PSOE.