EL MAL TIEMPO PROVOCA RETRASOS Y CANCELACIONES EN LOS AEROPUERTOS ESPAÑOLES Y EUROPEOS
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Los aeropuertos comunitarios en general, y los españoles en particular, han sufrido con virulencia las consecuencias de las olas siberianas y polares que han sacudido la geografía de Europa en los últimos días de febrero y principios de marzo.
Las principales ciudades españolas han amanecido varios días con un insólito manto blanco que, en los aeropuertos, se han traducido en paneles de información con un inusual número de cancelaciones y retrasos.
En concreto, los días críticos han sido el 23 de febrero en Madrid-Barajas, el 28 del mismo mes en Barcelona-El Prat y el 3 de marzo en la práctica totalidad de Europa.
Ante este fenómeno la opinión pública se pregunta si las instalaciones aeroportuarias están preparadas para enfrentarse al mal tiempo y la respuesta depende de muchos factores.
La teoría es que los aeropuertos y las compañías están dotados para responder a unas condiciones climatológicas adversas dentro de unos límites que marcan las estadísticas meteorológicas, basadas en la observación de los fenómenos acontecidos día a día y por franjas horarias en cada aeropuerto durante décadas.
COLAPSO DE LAS CIUDADES
Sin embargo, el mal tiempo no produce sólo hielos en las aeronaves y en los aeropuertos. El colapso de las ciudades y el mal tiempo generalizado en Europa influyen tanto o más en la cancelación de vuelos como la nieve y el hielo en un aeropuerto determinado.
Durante los días de myor virulencia anteriormente citados, varios aeropuertos europeos tuvieron que distanciar las operaciones de despegue y aterrizaje por condiciones adversas y baja visibilidad.
Incluso se llegaron a cerrar algunas pistas en ciertos aeródromos y varios aeropuertos centroeuropeos se mantuvieron cerrados al tráfico totalmente, produciéndose retrasos en las líneas que se fueron sumando escala tras escala.
ESCALAS CON DIFICULTADES
Las aerolíneas tradicionales, cuya estructura de vuelos se desarrolla en red, no pueden retomar el ritmo normal de la operación cuando varias escalas a la vez presentan dificultades, puesto que el retraso de un vuelo afecta a los vuelos posteriores que esa aeronave y esa tripulación tiene que realizar.
Además, el colapso de las ciudades en los días de fuertes nevadas puede llegar a ser un problema más en la operatividad normal de la línea aérea.
Al igual que muchos trabajadores no pueden acceder a tiempo a sus puestos cuando hay vías con muchas complicaciones o carreteras cortadas, las tripulaciones también pueden verse afectadas, con lo que el personal de reserva se agota antes de lo que es previsible.
(SERVIMEDIA)
05 Mar 2005
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