Segú la denuncia de UPTA, dicho Consejo nació con la intención de proteger y amparar los derechos de las mujeres, pero desde sus inicios, tan sólo dos de las diez mujeres que han prestado sus servicios para dicho organismo han sido contratadas por tiempo indefinido.

El resto de contratos han sido siempre precarios, tanto por su duración temporal como por sus condiciones económicas. Además, UPTA denuncia que nunca se llegaron a crear dos puestos de trabajo para los que se había ampliado el presupuesto en oho millones de pesetas.

UPTA también señala el hecho de que de las seis trabajadoras con las que contaba el consejo en el 2001, tres de ellas fueron obligadas a darse de alta en el régimen especial de trabajadores autónomos para que la entidad se ahorrara parte de los costes laborales y de Seguridad Social.