MADRID. LAS PALOMAS, ADEMAS DE MOLESTIAS, CAUSAN GRANDES PERDIDAS ECONOMICAS EN EDIFICIOS Y MONUMENTOS DE LA CAPITAL
- El Ayuntamiento pide a los vecinos que no las den de comer ni las dejen anida o refugiarse
El texto se ha copiado correctamente en el portapapeles
La alimentación diaria que proporcionan a las palomas muchos madrileños en parques y plazas representa las tres cuartas partes de su dieta, según un informe del Parque de Desinfección del Ayuntamiento que recoge en su último número la revista "Calidad de Vida", de la Concejalía de Salud Pública.
Numerosos análisis científicos coinciden en que las palomas, hoy por hoy, no suponen una amenaza para la salud, aunque sí una molestia y causa de grandes pérdids económicas, tanto para los particulares como para el erario público. Mientras tanto, la población de estas aves se duplica cada año en Madrid.
Los incordios más frecuentes de las palomas son los excrementos y plumas, que ensucian ropas y superficies; los nidos viejos, que pueden generar garrapatas e insectos, y los arrullos, que trastornan el sueño de los vecinos.
Por otra parte, el anidamiento y los excrementos causan "graves deterioros en las estructuras arquitectónicas" que cuesta dinero reprar. Cuando las palomas asilvestradas construyen sus nidos en los tejados pueden mover las tejas y provocar goteras o destrozos en los materiales.
En cuanto a las deposiciones, provocan por su composición química microfisuras en edificios y monumentos, permitiendo la instauración de microorganismos que manchan las superficies. Todo ello conlleva grandes inversiones en restauraciones y en productos de limpieza y recubrimiento.
MEDIOS NATURALES
Los responsables municipales son partidarios de limiar la población de palomas con medios "naturales": reduciendo su comida, espacio y refugio.
Salvo raras excepciones, los despercidios ocasionados por el hombre que quedan en calles y parques son suficientes para alimentar a las palomas de Madrid. Darles maiz, cereales o migas de pan fomenta la anidación en los edificios próximos y la aparición de otros animales no deseados, como las ratas.
Para dificultar a estas aves su expansión y refugio, el Ayuntamiento recomienda tapar las oquedades de fachaas y zonas altas de las fincas, así como colocar los materiales y estructuras con una inclinación de 60 grados o más.
Asimismo, poner cables o cuerdas en la parte superior de bordes, barandillas, tejados y alféizares, para crearles inseguridad, y emplear diversos tipos de repelentes, como ruidos, señales acústicas, estímulos visuales o modelos inanimados de sus depredadores naturales, aunque estos últimos tienen una eficacia limitada en el tiempo.
(SERVIMEDIA)
19 Sep 1993
A