Esta dirección realizó 2.908 inspecciones en 1993, sobre un censo de 1.441 establecimientos de este tipo, con el fin de "minimizar los riesgos para la salud derivados del consumo de estos alimentos", según explicaron a Sevimedia las mismas fuentes.

Entre las mejoras conseguidas destaca el descenso "importante" en el uso de huevo crudo, que ha supuesto casi el abandono de este producto y su sustitución por ovoproductos (a comienzos de 1993 un 22,7% de los establecimientos usaban huevo crudo y a finales de año un 2,8%).

Para los responsables sanitarios madrileños, este dato significa un "avance considerable, al actuar sobre un factor de riesgo -la utilización del huevo crudo- que puede llegar a ser causante de intoicaciones".

En esta misma materia, las medidas de la Consejería de Salud han conseguido la disminución de la presencia de huevos rotos o sucios, factor de riesgo de salmonelosis. De un 158% de los establecimientos en los que se detectó esta deficiencia, se ha pasado a un 2,8%. Respecto a las inadecuadas temperaturas de conservación, se ha rebajado la cifra inicial del 6,9% al 4,3%, señalaron las mismas fuentes.

La Administración regional, después de su actividad inspectora, ha abierto 54 expedienes de sanción por incumplimiento de la normativa, lo que supone un 10,9% de los establecimientos visitados, y ha efectuado 5 cierres cautelares.

Según datos de la Consejería de Salud, de las 978 muestras tomadas a lo largo de 1993, 238 han resultado positivas (24,3% del total), en la mayoría de los casos (84%) debido a gérmenes no patógenos, como mohos y levaduras. El porcentaje de muestras con algún tipo de contaminación microbiológica respecto al año 1992 ha pasado de un 40% a un 24,3 en 1993.

tro de los avances se ha producido en obradores de pastelería, actividad que concentra los mayores riesgos, al haberse rebajado a un 17,5% los establecimientos que carecen de recipientes de basura herméticos, y a un 8,6% los que no poseen lavamanos de accionamiento no manual, frente al 27% y 15,8%, respectivamente.

Después de conocer estos resultados, los técnicos de la Dirección General de Prevención y Promoción de la Salud consideran "imprescindible" seguir incidiendo especialmente en la educación snitaria de los manipuladores de alimentos, potenciando la adquisición de hábitos higiénicos de manipulación, favoreciendo actitudes positivas y fomentando que las condiciones de trabajo de los pasteleros y panaderos favorezcan estas "buenas prácticas".