Según informó hoy la Jefatura Superior de Policía de Madrid, el suceso tuvo lugar hacia las 15 horas del pasado día 25 de septiembre en una vivienda de la calle Barco número 32. Fue un vecino del inmueble quien avisóa la policía, pues escuchaba gritos de auxilio procedentes de la vivienda contigua.

Ese mismo ciudadano quitó una barra de hierro con la que el presunto homicida había atrancado la puerta tras abrir las espitas del gas, lo que permitió la salida del inquilino, Enrique R.M., y la entrada de un equipo de bomberos que apagó el incendio provocado en una de las habitaciones.

Según manifestó en la comisaría de Centro el denunciante, el día anterior había llegado de Filipinas un compatriota suyo, de nomre Walfredo, que se alojó en la misma vivienda, donde ya estaba residiendo la esposa de éste en compañía del inquilino y su mujer.

Minutos antes de las 15 horas de ese día, Enrique R. notó un fuerte olor a gas. Acudió a la cocina y vio que las llaves estaban abiertas y la ventana cerrada, en contra de lo habitual.

Después de cerrar el gas y abrir la ventana, observó un resplandor en una de las habitaciones. Al mismo tiempo, Walfredo abandonaba la casa. Fue tras él, pero no pudo salir porque la purta estaba atrancada. A través de la mirilla observó que su compatriota corría escaleras abajo, gritó en demanda de ayuda y un vecino le facilitó la salida.

Al parecer el detenido pudiera haber actuado de esa manera en venganza por las discusiones que había mantenido con su esposa desde su llegada.

A principios de esta semana Walfredo G. era localizado y detenido en una vivienda de la calle Monteleón, alojado con un hermano suyo. Carece de antecedentes policiales y se ha abierto expediente de explsión. En su declaración niega el delito que se le imputa.