A su juicio, la calle "no debe ser el lugar para que se practique la prostitución ni se contraten estos servicios, aunque luego las propia actividades se localicen en otro tipo de establecimientos".

Ruiz-Gallardón prupuso una acción combinada entre la Administración central, en su tarea de persecución de las mafias dedicadas a la trata de mujeres, y la Administración local, emprendiendo programas sociales.

"En el supuesto de que los ciudadanos quieran que sea su alcalde, habrá no sólo un discurso de decirles que en la calle no va a haber prostitutas -porque la calle no es el lugar adecuado-, sino otro en el sentido de que los serviios sociales van a garantizar a esa mujer la posibilidad de ser digna y libre y de salir de la esclavitud de la prostitución, que es mi primera prioridad".

El objetivo del citado plan social es llegar a las prostitutas que ejercen esta actividad en contra de su voluntad, para darles la posibilidad de que tengan auténtica libertad de elegir.

Aseguró que pondrá en práctica un plan que permitirá a todas la mujeres que lo deseen liberarse de esa esclavitud y salir de ese mundo. "Eso significa, entre tras cosas, ofertas laborales alternativas y no sólo atención social", indicó.

Gallardón dijo que siempre ha mantenido la misma posición con respecto a este tema -incluso antes de ser presidente regional-, que es la siguiente: "Cualquier actuación de la Administración pública lo primero que tiene que atender como objetivo prioritario es la dignidad de la mujer que, en contra de su voluntad, se ve obligada a ejercer la prostitución".