El presunto parricida fue detenido por funcionarios dela Brigada de Homicidios en los alrededores del lugar del asesinato y trasladado a la Sección de Homicidios de la Brigada de Policía Judicial, donde se encuentra a la espera de prestar declaración.

Junto al fallecido, que vivía en la calle, se encontraba un hombre, que también pernoctaba en el lugar del suceso y que acudió al Hospital Clínico en busca de ayuda, facilitando los primeros datos confusos sobre el agresor.

A unos cinco metros de ese lugar, entre los arbustos de las casas colindantes, e hallaba un chamizo construido con palos, plásticos y cartones. En su interior había tres colchonetas, dos de ellas manchadas de sangre, cuyo rastro seguía hasta el exterior de la chabola.

Fernando A.F. se autolesionó de forma accidental con el arma homicida, que resultó ser una navaja tipo tijera, que arrojó entre los matorrales de la Plaza de Cristo Rey. Según las primeras investigaciones, el presunto parricida no residía en la chabola, sino que había llegado de fuera de Madrid para visitar a su pare.