El alcalde de Madrid demandó por un delito de injurias graves a Losantos en junio de 2006, después de que el locutor dijera en antena que a Gallardón le daban "igual" los 191 muertos y casi 1.500 heridos del 11-M "con tal de llegar al poder" y llamarle "traidor, siniestro, bandido, mentiroso y lacayo del Gobierno", entre otros apelativos. La Fiscalía pide que se le imponga al periodista una multa de 72.000 euros.

Losantos explicó que las expresiones por las que está acusado las realizó tras llegar a la conviccion moral de que Gallardon "no quería que se investigase a fondo el 11-M" y dijo que actuó ante "la desazón y la angustia de las víctimas" de los atentados de Madrid.

El periodista defendió en todo momento que las expresiones por las que está acusado han sido "sacadas de contexto" y aseguró que todas ellas se referian a la dimesión "política y pública" de Gallardón, y nunca al ámbito personal.

Losantos adoptó una actitud desafiante y tuvo que ser cortado en varias ocaciones por la jueza, como sucedió cuando hizo referencia a "las deficencias observadas en la investigación y el juicio del 11-M".

"No quiero que este juicio se convierta en lo que no es, aquí no tiene cabida el juicio del 11-M", le advirtió la jueza Iglesias, ante lo cual el periodista protestó diciendo: "no sé que es lo que puedo contestar señoría, me corta continuamente".

Preguntado por el fiscal si considera que era necesario para el ánimo informativo de su programa llamar "traidor, lacayo del Gobierno y farsante" a Gallardón, Losantos explicó que en la radio "separar la opinión de la información es prácticamente imposible", porque "basta una inflexión de voz" para cambiar una apreciación de positiva a negativa.

Losantos explicó que "el carácter poco fiable de Gallardón", al que dijo conocer desde hace 21 años, "es una tradición" y señaló que el ex presidente del Gobierno José María Aznar acreditó hace tiempo la "escasa fiabilidad" y "el cambio constante de trayectoria" del alcalde de Madrid.

Además, el acusado dijo que perseguirle judicialmente por haber vertido expresiones contra Gallardón como "albertito, querellondón, señorito o alcandín" es "absurdo" porque por esa misma "regla de tres" se tendrían que "prohibir todos los medios de comunicacion que hacen humor".

Por último, Losantos dijo que todas las expresiones por las que esta acusado "no tienen la menor carga ofensiva" sino simplemente "ligeramnte satírica".

El acusado indicó que, a su entender, "parte del éxito político de Gallardón" consiste en "oponerse a la línea de su partido" y explicó que en el momento de los hechos consideraba que si el alcalde de Madrid "le echaba una mano al PSOE, podría hacer que el PP cambiase y dejase de buscar la verdad sobre el 11-M".

NUEVAS PRUEBAS

Antes del inicio de la vista oral, las partes propusieron a la jueza la práctica de una seria de nuevas pruebas. El abogado de Gallardón, Luis Rodríguez Ramos, pidió que se exhibiese en la Sala el programa de televisión Ratones Colorados, del periodista Jesús Quintero, emitido el 31 de enero de 2007.

Por su parte, la abogada de Losantos, Cristina Peña, solicitó a la jueza incorporar como prueba el libro del director de diario "El Mundo", Pedro J. Ramírez, "Amarga Victoria", en concreto las manifestaciones del ex presidente del Gobierno José María Aznar sobre Gallardón recogidas en él.

Asimismo, la letrada pidió la incorporación como pruebas de varios artículos de opinión aparecidos en los diarios "El País", "ABC", y "La Razón", varias actas parlamentarias en las que el por entonces portavoz del Grupo popular Eduardo Zaplana se refería a la postura de su partido con respecto a la investigación judicial de los atentados del 11-M.

Además, propuso la declaración en el juicio como testigo del periodista de la COPE y europarlamentario del PP Luis Herrero.

Finalmente, la jueza Inmaculada Iglesias, a instancias de la Fiscalía, decidió admitir todas las pruebas con fechas anteriores a los hechos pero rechazó las posteriores porque consideró que había que "atenerse al momento histórico". También rechazó la declaración como testigo de Herrero.