Según informó hoy Unicef, en un primer cargamento se enviaron tres millones de pastillas, con capacidad para potabilizar cinco millones de litros de agua y garantizar el suministro a 200.000 personas para una semana.

En otros tres vuelos, la ONG envió kits médicos de emergencia que proporcionarán medicamentos y suministros y equipamiento médico para 300.000 personas durante tres meses, suministros médicos adicionales y alimentos y kits de agua para familias.

El quinto envío tiene previsto aterrizar hoy, lunes, en Myanmar con un cargamento de 32 toneladas de material, que incluye "tiendas de campaña de gran tamaño y medicamentos esenciales".

Unicef, presente en Myanmar desde 1950, tiene a un total de 131 personas trabajando sobre el terreno desde que el ciclón arrasó parte del país. En un primer momento, los equipos pudieron distribuir suministros de emergencias que ya tenían preparados y, desde el pasado viernes, su capacidad de actuación se ha reforzado con la llegada de los cinco envíos de materiales de emergencia.

NIÑOS TRAUMATIZADOS

Paralelamente, la ONG orienta sus esfuerzos a la atención especializada a los niños traumatizados a raíz de la catástrofe. La clave, según los expertos, está en devolver a estos niños cierta situación de normalidad, para lo que Unicef está habilitando en Myanmar espacios adaptados para los pequeños en los campos de refugio de los afectados por el ciclón Nargis.

Estos espacios proporcionan asistencia y protección a niños, especialmente a aquellos que se han perdido o se han visto separados de sus familias. Estos lugares especiales también podrán utilizarse como escuelas, ya que la organización trabaja para conseguir que los niños puedan volver al colegio al inicio del curso escolar, el próximo 1 de junio.

Según Unicef, hasta el 90 por ciento de las escuelas en las zonas afectadas han quedado destruidas o dañadas, lo que afecta a más de 500.000 escolares.