Llamazares lamentó, en declaraciones a Servimedia, que el Gobierno socialista siga "empecinado en el error de intentar una equidistancia entre las víctimas y el franquismo, que descafeína la ley sobre memoria histórica".

Con esta estrategia, el PSOE "no va a evitar la beligerancia del PP, y tampoco va a satisfacer a los republicanos y a la izquierda", frente al optimismo del PSOE, que pretende aprobarla con un gran respaldo en el Congreso.

"El problema no está en diluir el texto de la ley con el objeto de dejar en evidencia al PP, el problema está en que el PP es una derecha neofranquista, que se considera depositaria del patrimonio franquista y lo defiende a capa y espada, esa es la principal equivocación del PSOE", agregó.

Considera que de la negociación parlamentaria debería salir una ley con una "perspectiva clara de defensa de la legalidad, que no ponga al mismo nivel la simbología franquista y la de la república, y que busque la justicia, no sólo la reparación moral".

Para ello, "es imprescindible que la democracia anule el Guantánamo legal que supuso el franquismo" con la nulidad jurídica de los juicios sumarísimos y las sentencias "ilegítimas" de los tribunales franquistas.

Además, debe ser una ley de reparación económica, frente a un texto que muestra "excesivo temor" a los gastos que puede suponer para la administración la compensación a las víctimas del franquismo.

El proyecto del Gobierno es "una gran torpeza, porque no lo ha compartido con las fuerzas políticas, ha estado encerrado en su laberinto y se ha limitado a hacer un plebiscito entre las organizaciones, un buzón de consultas, pero no un verdadero proceso de negociación".

De este método ha salido "una ley de parte, de partido, o más bien de Gobierno, que busca el centro y pierde la legalidad republicana, pierde a la izquierda. No en vano la ha aprobado en verano, con 'agostidad' y de tapadillo".

A su juicio, el proyecto aprobado en Consejo de Ministros "ni siquiera puede satisfacer a los militantes socialistas, porque demuestra que el Gobioerno no tiene convicción política y se ha quedado a medio camino entre la izquierda y el PP. No satisface a nadie".