La característica cadencia de 160 pasos por minutos que lleva la legión en su marcha provocó que el público comenzara aplaudir desde que comenzaron a desfilar. A la llegada a la tribuna principal, la mayoría de las autoridades asistentes se contagiaron de este ambiente y rompieron igualmente a aplaudir.

También fue recibido con aplausos el Tabor de Regulares de los Grupos de Regulares 52 de Melilla y 54 de Ceuta, que seguía a la Legión en el desfile. Los regulares marchan con una cadencia de 60 pasos por minutos, lo que ofrece un gran contraste con el rápido trote de los legionarios.

El cierre del desfile correspondió a las unidades a caballo, compuestas por la Sección Hipomóvil de la Guardia Real y el Escuadrón de Sables de la Guardia Civil.

Estas unidades de caballería, que lucen trajes majestuosos tanto en los jinetes como en los caballos, se llevó la segunda mayor ovación del público.