Las lechugas, de la variedad iceberg, habían llegado a Finlandia en camiones refrigerados los días 11 y 14 de mayo, lo que se conoce gracias a que la empresa productora y exportadora, Natural Salad, una de las más importantes del sector hortofrutícola español, cuenta con un perfecto sistema de trazabilidad.

Es decir, a partir del 21 y 24 de mayo, aproximadamente, esas lechugas deberían haberse desechado, según García Ruiz, porque "la viabilidad de las lechugas, estando refrigeradas, es aproximadamente unos diez días".

Sin embargo, la toma de muestras para su análisis bacteriológico fue realizada en Finlandia los días 27 de mayo y 3 de junio, por lo que, según el director general de Salud Pública, "habían caducado, no eran aptas para el consumo; esas lechugas había que tirarlas porque no estarían en buenas condiciones".

Asimismo, la Consejería de Sanidad murciana, a raíz de la comunicación de la alerta epidemiológica, recibida el 21 de junio, realizó una investigación en las dos fincas de donde procedían las lechugas.

"La finca se riega única y exclusivamente con agua del trasvase de la comunidad de regantes de Lorca y otra finca por pozo artesiano (extracción de acuíferos subterráneos), que en ningún momento son aguas residuales tratadas y aguas fecales tampoco", afirmó García Ruiz.

El director general de Salud Pública añadió que tanto los agricultores como la Administración autonómica "nos sublevamos en contra de las manifestaciones que había hecho la ministra de Medio Ambiente". Cristina Narbona retiró posteriormente sus palabras, pero la indignación persiste en Murcia, según García Ruiz. "Si una ministra de un Gobierno central nos da este tipo de explicaciones y de favores, desde luego no necesitamos enemigos en Europa", concluyó.