El juez estimó la queja de 55 presos que solicitaron la retirada de las literas, alegando que tienen que compartir sus celdas que cuentan con un reucido espacio, 5,40 metros cuadrados, en los que se incluye la zona ocupada por los sanitarios.

La resolución contempla que ese es un espacio muy reducido para dos presos y que uno de ellos no puede moverse si el otro está de pié. Esta falta de espacio "hace irritables a las personas y aumentan las enfermedades de transmisión", dice la sentencia.

El texto de la sentencia señala, además, que los derechos de la persona también afectan a los reclusos y que la medida que aplicó la dirección de la cárel impide y dificulta la reinserción social. También se infringen, añade, las reglas mínimas dictadas por Naciones Unidas y que se contemplan en la Constitución.