En su saludo inicial, el Prelado del Opus Dei, Javier Echevarría, agradeció al Papa su presencia y explicó que el congreso "ha sido un estimonio elocuente de la universal riqueza y eficacia que tiene el Evangelio cuando se acoge una lección transmitida vivencialmente en cada una de sus páginas: el hecho -manifiesto en la Encarnación de Cristo- de que todas las realidades humanas nobles contienen en sí una dimensión divina".

El Prelado añadió que "durante las sesiones del congreso se ha puesto de manifiesto el profundo sentido eclesial que ha informado la figura y las enseñanzas del beato Josemaría. Fue un sacerdote verdaderamente enaorado de Cristo, un hijo ejemplar de la Iglesia. Omnes cum Petro ad Iesum per Mariam! (Todos con Pedro a Jesús por María!): ésta era una de sus jaculatorias preferidas"

En su discurso, el Papa recordó que "el beato Josemaría Escrivá puso en el centro de su predicación la realidad de que todos los bautizados están llamados a la plenitud de la caridad" y que "el Señor quiere entrar en comunión de amor con cada uno de sus hijos en el entramado de las ocupaciones cotidianas, en el contexto diario en que s desarrolla la existencia".

"Las actividades diarias", añadió Juan Pablo II, "se presentan como un precioso medio de unión con Cristo, y se convierten en ámbito y materia de santificación, terreno de ejercicio de las virtudes, diálogo de amor que se realiza en las obras". Para cada bautizado que quiera seguir fielmente a Cristo, "la fábrica, la oficina, la biblioteca, el laboratorio, el taller, los muros domésticos, se pueden transformar en lugares de encuentro con el Señor, que eligió vivir treinta aos de vida oculta", añadió el Papa refiriéndose a los años que Jesús pasó en Nazaret.

"También para nosotros, por tanto, lo cotidiano, aparentemente gris, en su monotonía hecha de gestos que parecen repetirse siempre iguales, puede adquirir el relieve de una dimensión sobrenatural y ser así transfigurado".

El Papa explicó que los "pequeños eventos de la jornada encierran una grandeza insospechable, y viviéndolos con amor a Dios y a los hermanos es posible superar in radice toda fractura entre fevida cotidiana; fractura que el Concilio Vaticano II denuncia como uno de los "más graves errores de nuestro tiempo (cfr Gaudium et spes, 43)".

Además, "santificando el propio trabajo con respeto a las normas morales objetivas, el fiel laico contribuye eficazmente a edificar una sociedad más digna del hombre", y coopera así "a plasmar el rostro de una humanidad atenta a las exigencias de la persona y del bien común".

El Papa invitó a los participantes a "mostrar con el esfuerzo diario que el amo de Cristo puede informar toda la existencia, y permite alcanzar el ideal de la unidad de vida" que es fundamental "para el empeño de evangelización en la sociedad contemporánea". La oración, el trabajo y el apostolado, "como habéis aprendido del beato Josemaría, se encuentran y se funden si se viven con este espíritu. El siempre os animaba a 'amar el mundo apasionadamente'. Y siempre añadía una precisión importante: 'Sed hombres y mujeres del mundo, pero no seáis hombres o mujeres mundanos'" (Camino, 939)

Para alcanzar el objetivo de encontrar a Cristo en lo cotidiano, añadió el Papa "el Señor concede las gracias necesarias". Si el hombre, en cambio, "no acoge en su intimidad la gracia de Dios, si no reza, si no se acerca frecuentemente a los Sacramentos, si no tiende a la santidad personal, pierde el sentido de su peregrinación terrena".

Al final de la audiencia, el Papa recordó de nuevo la necesidad de trabajar "siempre en fraterna y solidaria comunión con todos los demás miembros del pueblo crstiano y con las diferentes instituciones de la Iglesia". Que el beato Josemaría, concluyó, "siga velando desde el Cielo por vosotros, para que seáis en todas las circunstancias fieles discípulos de Cristo".

Después de sus palabras, el Papa saludó saludado personalmente a los organizadores y a los principales conferenciantes participantes en el congreso. Saludó también a los enfermos y a unos cincuenta niños acompañados de sus padres.