UN JOVEN QUE SERA JUZGADO POR UN DELITO DEL QUE FUE ABSUELTO EJERCERA SU PROPIA DEFENSA
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Gerardo Rayo Lombardo, abogado de 26 años, será juzgado a partir del próximo martes en la Sección Primera de la Audiencia Provincial e Madrid por unos hechos por los que ya fue absuelto anteriormente. El joven ejercerá su propia defensa durante la vista oral.
El fiscal pedirá siete años de prisión para el procesado por un delito de homicidio frustrado contra la persona de Miguel María Romero Chaparro, agresión por la que Gerardo Rayo ya fue absuelto en una causa anterior, al entender el juez que había actuado en legítima defensa. En aquella ocasión, el magistrado condenó por un delito de lesiones al herido y a sus acompañantes.
Los hechos ocurrieron en la madrugada del 6 de diciembre de 1987, cuando a las 5,30 horas Gerardo, entonces estudiante de Derecho, caminaba por la madrileña Cuesta de San Vicente, después de despedirse de unos amigos.
En ese momento fue abordado por cuatro individuos y uno de ellos, Antonio José Romero Chaparro, le pidió fuego para encender un cigarrillo.
Según el escrito del fiscal, el procesado reaccionó propinándole un puñetazo. Miguel María Romero Chaparro, hermano del anterior, se acercó enonces a él para pedirle explicaciones y se enzarzaron en una discusión.
En un momento dado, Gerardo sacó una navaja e hirió con ella a Miguel María Romero en el tórax, causándole graves lesiones "que de no ser por la rápida intervención médica habrían causado su muerte", según el fiscal. Durante la pelea, también resultó herido Miguel Angel Rodríguez Hernández.
LA OTRA VERSION
Sin embargo la versión que da el propio Gerardo es diferente. "En primer lugar fue Antonio el primero en pegarme, despus de haberme insultado por no querer darle un cigarrillo", explicó a Servimedia; "yo sólo respondía al segundo puñetazo y entonces los tres se abalanzaron sobre mí dándome patadas".
Gerardo reconoce que sacó una pequeña navaja con la forma y tamaño de un cigarrillo y se defendió con ella como pudo, hasta que logró salir corriendo. En su huida, un coche le golpeó "y fue al levantarme cuando ví a uno de ellos que saltaba sobre mí".
"No sé con qué le dí, si con la mano, con la pierna o con la navaja sólo sé que le dí", continuó. "Después seguí corriendo hasta que paré un taxi y cuando me iba a montar vi un hombre que me apuntaba con una pistola y que resultó ser un policía".
El ministerio fiscal decidió dividir el proceso por entender que los hechos, aunque eran conexos, constituían dos delitos diferentes, uno de lesiones y otro de homicidio frustrado, dejando el primero en manos del Juzgado de Primera Instancia número 50 (por aquel entonces Juzgado de Distrito número 18) y el segundo en manos d la Audiencia Provincial.
Para el abogado defensor de Gerardo Rayo, Guillermo José Salvá, esta decisión fue insólita "porque, aunque es verdad que los juzgados de primera instancia no son competentes para entender delitos de homicidio y sí de lesiones, la Audiencia Provincial sí lo es para ver delitos de faltas y de homicidios, que hubiera sido lo más lógico".
LEGITIMA DEFENSA
El juzgado de distrito condenó a los cuatro lesionados a cinco días de arresto menor, sentencia que fue apelada por tods las partes.
En la vista de apelación sólo compareció Gerardo Rayo y el Juzgado de Instrucción número 13 que siguió la causa decidió absolverle, por considerar que actuó en legítima defensa a pesar de haber esgrimido una navaja, ya que tuvo "una actitud pasiva y sus acciones fueron de reacción".
El juez estimó que cuando Antonio Romero Chaparro se acercó a Gerardo tenía la intención de provocar e intimidar, "pues las pendencias y altercados son una forma no inhabitual de diversión", según cita l sentencia, y si Antonio quería fuego, bien podía habérselo pedido a su hermano o amigos, "en vez de a un extraño y en forma coactiva, con la seguridad que le proporciona el ir acompañado".
Además, el juez valoró que, tras herir a Miguel Romero, Gerardo huyó y aún así le persiguieron Antonio Romero y Miguel Angel Rodríguez, "que parecían tener más interés en dañar al perseguido que en auxiliar a Miguel, caído en el suelo".
Ahora, dos años más tarde, la Audiencia de Madrid juzga a Gerardo por la msma agresión contra Miguel María Romero, aunque con resultados de heridas de cierta consideración, por lo que el fiscal pide 7 años de prisión mayor por homicidio frustrado.
Mientras tanto, Gerardo ha estudiado la carrera de Derecho y se ha dado de alta en el Colegio de Abogados de Madrid, por lo que está dispuesto a compartir su defensa con el letrado que le asistió desde el primer momento, Guillermo José Salvá, que además le animó para que finalizase sus estudios.
"Había pensado dejar la carrer porque había repetido ya tercero, en casa no atravesábamos una buena situación económica y los estudios suponían un gasto tras otro", manifestó, pero la historia de la que fue protagonista terminó transformando su camino y ahora trabaja en el despacho de Carlos Javier Sánchez Seco como abogado criminalista.
"Es mi vocación", aseguró. "Sé lo que significa el miedo de estar encausado, porque yo lo pasé y llegué a creerme que era culpable".
Su visión como letrado sobre su actual situación es clara:"El fiscal debería haber sobreseído el caso hace tiempo, pero no, han tirado para arriba porque pensaban que la división del proceso le iba a favorecer y el juzgado sentenció a mi favor. No se dan cuenta de que ellos no trabajan para un particular y que se debe condenar al culpable o absolver al inocente, pero no condenar por condenar".
(SERVIMEDIA)
05 Oct 1991
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