Publicado por Plaza y Janés, la obra es el resultado de las conversaciones que Sampedro y Fuster mantuvieron el verano pasado, durante tres días, en el parador de Cardona (Barcelona), y a las que ha dado forma literaria la escritora y compañera del escritor, Olga Lucas.

El cardiólogo conoce a Sampedro desde que hace años le trató en el Monte Sinaí de Nueva York de una severa arritmia ventricular.

En sus diálogos, Fuster y el autor de "La sonrisa etrusca" contrastan su visión de la sociedad, el papel del individuo en la transformación de ésta o su deseo de lograr un mundo mejor a través de la educación, la cultura y la transmisión del saber.

Olga Lucas resume con estas palabras en el prólogo las sensaciones que le produce haber conocido y tratado a Fuster y Sampedro: "Si hubiera que elegir una única palabra para definir a Valentín Fuster y a José Luis Sampedro sería sabiduría".

"Ambos persiguen la sabiduría, conscientes de no alcanzarla", añade. "Si se pudiera elegir una segunda palabra, sería bondad. Ambos viven con responsabilidad su profesión y su lugar en la sociedad. Estas dos cualidades engloban a las demás: son reflexivos, observadores y entregados, amantes de la vida, apasionados por el ser humano y el fenómeno social, por la solución de los males que nos aquejan. Son humanos y humanistas".