El nombre de Jiménez Lozano no figuraba entre los candidatos propuestos por los jurados de los distintos preios nacionales de Literatura de este año, sino que fue introducido, junto con los de Rafael Alberti, José López Rubio, Juan Goytisolo y Joan Fuster, a petición del tribunal que debía conceder este galardón.

Los primeros candidatos eran Pere Calders, José Filgueira, Juan Dvid García Bacca, Angel González, Juan Mari Lekuona, José Luis López Aranguren, Miquel Martí i Pol, Francisco Umbral, Juan Benet y Ana María Matute.

Según anunció Federico Ibáñez, tras siete votaciones sucesivas el jurado decidiópor mayoría conceder el premio a José Jiménez Lozano y considerar finalista a Juan Benet.

Integraron el jurado Miguel Delibes, que recibió el premio del año pasado; Francisco Rico Manrique, Domingo García Sabell y Enrique José Nor Borrás, de las academias de la lengua española, gallega, vasca; Albert Auf i Valls, del Institut d'Estudis Catalans; Raúl Guerra, de la Asociación Colegial de Escritores, y Rafael Conte, de la Asociación Española de Críticos Literarios.

También intervinieron en las votaiones, como personalidades del mundo de la cultura escrita, propuestos por el Ministerio de Cultura, Antonio Buero Vallejo, Javier Marías, Gregorio Peces Barba, Carlos Sahagún y Ricardo Senabre.

Miguel Delibes señaló que el galardonado es un escritor de gran categoría, aunque está haciendo su obra de una manera modesta en la pequeña localidad de Alcazaren (Valladolid), donde compagina la labor literaria con su trabajo como subdirector del diario "El Norte de Castilla".

Jiménez Lozano ha cultivadola novela histórica y biográfica, con títulos como "Historia de un otoño", "Duelo en la casa grande", "Sara de Ur" o "Rabí Isaac Ben Yehudá"; la narración corta, con los cuentos "El santo de mayo" o "El grano de maíz rojo", y el ensayo, con "La ronquera de Fray Luis", "Los cementerios civiles y la heterodoxia cristiana" y "Los ojos del icono".

El crítico Rafael Conte explicó que a la hora de conceder el premio han tenido en cuenta la polivalencia de este autor, de fuertes convicciones religiosas, ante cristiano que católico, especialista en los místicos españoles, que fue corresponsal en el Concilio Vaticano II.

Sus intervenciones en el mundo de la cultura no se circunscriben sólo a la literatura y, según Conte, él fue el inspirador del ciclo de exposiciones "Las edades del hombre", organizado por la Conferencia Episcopal y la Junta de Castilla y León en Salamanca, Valladolid y León.