IRAQ. EL EX ENCARGADO DE NEGOCIOS EN BAGDAD DICE QUE ARMAR A SADAM HUSEIN FUE EL MAYOR NEGOCIO PARA MILES DE EMPRESAS OCCIDENTLES
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Ignacio Rupérez, ex encargado de Negocios en la Embajada de España en Bagdad y actual vicepresidente de la Comisión de Relaciones Hispano-Estadounidenses, afirma que financiar y armar al régimen de Sadam Husein fue durante años "el mayor negocio" para miles de empresas occidentales, y que ambos lados del Atlántico le auparon como freno a los chiítas.
En un artículo titulado "Las mil y una heridas de los iraquíes" y publicado en el último número de la revista "Tema", Rupérez subraya que sus años allí le sirvieron para "advertir la complejidad de la cuestión iraquí, la grandeza del país, la consolidación relativa de la dictadura", y también "los peligros de tratar la cuestión con ignorancia y brutalidad".
"Así me parece que se la trató en los prolegómenos de la guerra, y espero que no lo sea una vez acabada ésta", apunta Rupérez, quien recuerda que se habló de una guerra "rápida y contundente, más bien una incursión, con pocas víctimas militares y civiles, destrcciones mínimas y muy controladas".
"Asombrados ante la repetida exhibición del modernísimo arsenal, se generó el convencimiento de que esta enésima guerra sería la última de las guerras, que provocaría la desaparición de Sadam y su régimen, para dar paso a una etapa de prosperidad y democracia para Iraq, extensible a todo Oriente Medio, en que se asegurará el suministro de petróleo y además Israel no sería amenazado", explica.
Mientras eso sucedía, continúa, "más de un personaje preeminente y su consejeros, sin haber estudiado nada sobre Iraq ni haber pisado el país, como para que no hubiera duda sobre la guerra, se dedicó con frenesí a leer esos libros en que se pormenorizan la crueldad, la corrupción y las innumerables maldades de Sadam, sus hijos y compinches".
Subraya el autor del artículo la rapidez con la que tales libros se tradujeron en España, como si se acabara de descubrir a Sadam Husein y "como si quisiéramos olvidar que, en su condición de defensor de Occidente, de los árabes bunos frente a los perversos chiítas, fue armado y financiado por naciones cristianas de ambos lados del Atlántico, constituyendo la larga guerra contra Irán el mayor negocio de miles de empresas occidentales que en muchos años puede haberse presentado".
"A base del olvido calculado de Sadam durante décadas, y de su terrible recuperación repentina porque es la hora del castigo, se han cometido lapsos difíciles de justificar cuyas consecuencias se perciben, ahora sí, en una guerra en que los aliados han emostrado una indudable pericia militar, pero que no ha evitado sensaciones muy dolorosas, especialmente entre árabes y musulmanes", explica.
En opinión de Ignacio Rupérez, la guerra contra Iraq "ha sido una guerra rápida, pero ni totalmente limpia, ni totalmente fácil".
Explica en su artículo que Sadam Husein echó a perder todo lo que el país había logrado bajo su mismo régimen: estar a la cabeza del mundo árabe con obras públicas, centros de enseñanza y de asistencia hospitalaria, laicismo, incemento de clases medias y liberación de la mujer.
"Así podría entenderse que el pueblo iraquí no haya tenido al parecer demasiado interés, ni entusiasmo, en ser liberado por soldados extranjeros del personaje despiadado al que a nivel popular se le teme pero se le agradece, pese a todo".
Una vez concluidas las operaciones militares, las preguntas, dice Rupérez, siguen siendo las mismas que al comenzar. La inexistencia o no utilización de armas de destrucción masiva "quita bastante legitimidad" a a acción militar y la ignorancia sobre el paradero de Sadam puede permitir la creación "de un mito tan poco deseado como el de Osama Bin Laden".
"Esto, unido a la modesta actuación de las fuerzas iraquíes, nos hace reflexionar de nuevo en si Sadam suponía efectivamente una amenaza para la paz mundial que exigía drástico castigo", advierte.
La conclusión es, para Rupérez, que no ha habido proporcionalidad entre amenaza y respuesta, y que la actuación sólo se validará si la zona se normaliza y finaiza la ocupación. De lo contrario, apunta, se harán creíbles "las sospechas de tentaciones imperialistas y coloniales".
(SERVIMEDIA)
06 Mayo 2003
CLC