Sebastián, que se refería así a un posible ataque de Estados Unidos a Irak, aseguró que en este conflicto "se necesitaría saber con certeza no sólo que un país tiene armas destructivas, sino también que tiene intención expresa de emplearlas contra otro determinado país o conjunto de países. Hasta ahora parece que nada de esto queda suficientemente demostrado".

El prelado dijo que "es díficil predecir lo que va a ocurrir" y añadió que, "sipor desgracia la guerra llega a producirse, las relaciones entre Occidente y el Islam se complicarán más de lo que ya están".

A renglón seguido, Sebastián afirmó que "una cosa es segura, las guerras modernas, por limpias que sean, tienen un gran poder destructivo, producen muchos muertos en la población civil, destruyen los recursos de los países castigados, traen muchas desgracias, carencias y privaciones, provocan sufrimientos y odios que son muy difíciles de superar".

Además, comentó que desdeel punto de vista de la Iglesia católica "la guerra es justa y moralmente aceptable sólo cuando es estrictamente defensiva, cuando es una medida necesaria para defender la seguridad y la libertad de personas inocentes, y sólo si se guarda la proporcionalidad de los medios empleados con las estrictas necesidades de la defensa".

"En nuestro mundo, muy unificado en muchas cosas, falta una autoridad internacional, suficientemente fuerte y eficaz, capaz de garantizar la paz y el respeto a las leyes internaionales, sin dejar la custodia del orden internacional a ningún país concreto, por fuerte que sea. Esto ahora parece un sueño, pero los cristianos y los hombres de paz tenemos que luchar para que esta autoridad internacional sea pronto posible y operante", destacó.

En este sentido, recalcó que "está perfectamente justificado que los ciudadanos, las Iglesias y los gobiernos hagamos cuanto podamos para evitar esta guerra y conseguir por otros medios que el régimen de Sadam Husein se convierta en un régien justo y democrático, para bien de su propio pueblo, y entre sinceramente en el círculo de la convivencia pacífica y sincera entre los pueblos".

Finalmente, Sebastián recordó que el Papa ha declarado con fuerza que el concepto de "guerra preventiva" no puede ser considerado como sinónimo de guerra justa.