Según informa hoy la Consejería de Sanidad, el trabajo confirma que la proteína SDF-1 se produce en exceso en las artculaciones afectadas por la artritis reumatoide, lo que favorece mediante diversos mecanismos a la inflamación articular que sufren los afectados.

La proteína actúa atrayendo con gran fuerza a los leucocitos que circulan normalmente por la sangre, haciendo que se detengan y acumulen en las articulaciones, lesionando el hueso y el cartílago, y destruyendo finalmente por completo la articulación.

También han demostrado por primera vez la participación de la SDF-1 en la formación de nuevos vasos sanuíneos en las zonas inflamadas, dando lugar a un proceso conocido como angiogénesis, que permite el mantenimiento permanente de la inflamación.

En concreto, en las articulaciones crónicamente inflamadas los vasos sanguíneos crean nuevas yemas (algo parecido a lo que ocurre con las ramas de un árbol), que crecen e invaden el tejido. Estos nuevos vasos acaban formando una tupida red que atrae y atrapa a los leucocitos, perpetuando la inflamación y provocando su destrucción.

INHIBIR LA PROTEINA

Lo autores de la investigación han conseguido demostrar que sería posible inhibir la proteína mediante la administración de nuevos agentes, frenando el proceso de formación de vasos y de inflamación y destrucción articular.

La artritis reumatoide es una enfermedad crónica incurable de causa desconocida que produce dolor e inflamación en las articulaciones, lo que progresivamente va limitando la movilidad del paciente afectado.

El tratamiento de la artritis reumatoide se realiza mediante la administación de combinaciones de fármacos que a veces no consiguen los resultados esperados.