Estas medidas cautelares fueron solicitadas este jueves por la Fiscalía y la acusación popular al término de la declaración que prestó ante el instructor Ábalos, que fue citado tras la concesión del suplicatorio por el Congreso de los Diputados.

La defensa del investigado se opuso a la adopción de las medidas cautelares, alegando que no existen indicios de criminalidad contra su defendido, ya que ha comparecido a declarar voluntariamente en la causa, por su condición de diputado y por la circunstancia, declarada hoy ante el juez, de que carece de cualquier clase de bienes en el extranjero, lo que a su juicio excluye el riesgo de fuga.

El instructor, sin embargo, considera que persisten los indicios de la posible comisión por parte de Ábalos de diferentes ilícitos penales que, con el “provisionalísimo” carácter que corresponde a este momento procesal, podrían colmar, cuando menos, las figuras delictivas de integración en organización criminal (artículo 570 bis del Código Penal), tráfico de influencias (artículo 429); y cohecho (artículo 424, en relación con el 419 del mismo texto legal).

En ese sentido, señala que las medidas cautelares de naturaleza personal que han sido interesadas por las acusaciones “no es solo que resultan precisas, en atención a la particular gravedad de los hechos delictivos que se le atribuyen, con el fin de asegurar, en la medida razonablemente posible, que el investigado no pueda en lo porvenir sustraerse a la acción de la justicia y que comparecerá en la causa cuando fuere llamado, sino que también resultan plenamente proporcionadas en tanto, solo de forma ligera e indispensable limitan el ejercicio de su libertad ambulatoria, máxime cuando, conforme explicó su propio Letrado, don José Luis Ábalos no tiene previsto ni precisa emprender viaje alguno al extranjero”.

En su auto, el juez hace un relato de los indicios que existen hasta el momento contra el exministro.

El exministro socialista declaró este jueves durante 40 minutos ante el Tribunal Supremo como imputado en relación con la presunta adjudicación irregular de contratos públicos durante la pandemia. En su comparecencia negó haber recibido cualquier tipo de contraprestación del empresario Víctor de Aldama a cambio de la adjudicación de contratos públicos.

Ábalos llegó a las 9.30 de la mañana al Tribunal Supremo acompañado de sus abogados y con talante tranquilo. No hizo declaraciones a las decenas de periodistas que le esperaba en la puerta ni a la entrada, ni a la salida.

“PATRIMONIO LIMPIO”

Literalmente llegó a decir: “Mi patrimonio está limpio” durante su declaración en el Supremo, y reiteró que únicamente tiene un piso en propiedad en Valencia y un local, tal y como consta en su declaración de bienes e intereses depositada en el Congreso de los Diputados.

En relación con los documentos y declaraciones hechas por Aldama, el exministro aseguró que no son correctas e insistió en que nunca tuvo comportamientos corruptos. Negó también haber estado en pisos donde se celebraron encuentros con mujeres prostituidas tal y como había denunciado el comisionista de la trama.

Ábalos respondió a las preguntas que le formularon el juez instructor, la Fiscalía y su defensa, y se acogió a su derecho a no responder al representante del PP que ejerce la dirección unificada de las siete acusaciones populares en esta causa.

Esta comparecencia de Ábalos en el Supremo se produce una vez que el Congreso de los Diputados concediera el suplicatorio para investigarle por las presuntas adjudicaciones públicas amañadas a empresas vinculadas al empresario Víctor de Aldama, a cambio de comisiones que podría haber cobrado él mismo y su exasesor Koldo García.

Ábalos compareció este jueves como investigado en el Supremo al ser aforado. Es su segunda comparecencia, tras la celebrada el pasado 12 de diciembre en la que prestó declaración de manera voluntaria antes de que se tramitara el suplicatorio. En aquella declaración negó haber recibido pago alguno por los contratos de compra de material sanitario durante la pandemia.