La Policía a detenido a Esperanza F.A. de 50 años; Adolfo E.O. de 26; Willian E.L., de 54; Hamilton M.C., de 31, y Juan A.C., también de 31, todos sin antecedentes policiales en nuestros país. Esta organización podría haber traído a España a más de 50 ciudadanos colombianos.

La investigación comenzó hace meses, cuando funcionarios de Extranjería seguían la pista de un grupo delictivo que, desde Colombia, traía con engaños a inmigrantes.

Tras varias gestiones, los investigadores averiguaron la forma de trabaar de la organización. El primer paso era captar a inmigrantes. Para ello, insertaban anuncios en un conocido periódico de tirada nacional, donde ofrecían trabajo seguro en España.

El contacto era una empresa llamada "Prestaya". Allí, por 5.000 pesos colombianos (500 pesetas), una mujer les gestionaba una conferencia con nuestro país para establecer los detalles sobre el paquete de viaje, que incluía la carta de invitación necesaria para los controles fronterizos; alojamiento y manuntención durante unmes en Madrid y contrato laboral en España, con el que posteriormente se puede obtener el permiso de trabajo.

El inmigrante debía pagar siete millones de pesos colombianos -unas 700.000 pesetas-, además de unos elevados intereses -dos millones y medio de pesos colombianos- (250.000 pesetas) para viajar a España.

Una vez aceptadas las condiciones se firmaba entre ambas partes un contrato, pero, en caso de impago, la organización se quedaba con todas las propiedades que el inmigrante había hipotecao para hacer frente al pago.

Los agentes identificaron a la persona que realizaba la carta de invitación: Esperanza F.A. de 50 años; poco después, localizaban el piso donde la organización daba alojamiento a los inmigrantes, una vez llegados al aeropuerto de Barajas.

La vivienda, situada en la localidad de Majadahonda, fue sometida a una estrecha vigilancia. Según se desprende de las investigaciones, hasta 20 personas llegaron a convivir en condiciones infrahumanas.

La realidad con la que seencontraban los ciudadanos colombianos al llegar a España era completamente distinta a la prometida por la organización. En ningún caso se les daba el trabajo prometido, debido a su condición de ilegalidad.

El resultado era una situación de desamparo, con una deuda a la que hacer frente si no querían perder los bienes hipotecados. En estas circunstancias, el miedo a las represalias hace que nunca acudan a la Policía a denunciar.

Según las mismas fuentes, este hermetismo hace difícil calcular el nmero de personas introducidas en nuestro país. No obstante, de acuerdo con las investigaciones policiales, el número podría superar el medio centenar.