La operación, desarrollada a lo largo de dos meses, se ha salado con la detención de seis personas, entre las que se encuentran los cuatro dirigentes del grupo criminal.

Según informó hoy la Jefatura Superior de Policía de Madrid, la dificultad para desmantelar esta red se debe al "terror" de los posibles denunciantes, que temen ser represaliados por los dirigentes de la banda.

La principal responsable de este grupo es Huizhen S, conocida como Ping S., de 40 años, que tiene categoría de "cabeza de serpiente"; sus tres colaboradores son Siyou S., de 48; Debo K., de 43, y Haoyin J., de 57, propietario de una agencia de viajes en Madrid. Los cuatro están acusados de un delito contra los derechos de los trabajadores y los ciudadanos extranjeros.

En cuanto a los otros dos arrestos, se trata de personas que, aunque explotadas por la organización, se encontraban ilegalmente en territorio español.

Las investigaciones han puesto al descubierto que dos personas captaban en los estratos más desfavorecidos de Shanghai (China) a personas a las que les convencín de la "idílica" vida en Europa occidental. Para obtener los documentos falsos necesarios y los billetes, cada inmigrante debía pagar 5.000 dólares.

Una vez hecho el pago, les proporcionaban un visado "C" como turistas, además de falsas contrataciones y alojamientos en hoteles. Con estos documentos, y a través de distintos países, llegaban a sus destinos: Italia, Francia, Portugal, Suiza, Alemania, España y Estados Unidos.

Posteriormente, el viajero debía desembolsar 2.000 dólares que se utilizaían para conseguirles permiso de trabajo y residencia. Como medida coactiva, les retenían los pasaportes, práctica habitual en estas organizaciones mafiosas.

La Policía registró el inmueble de Huizhen S., situado en la calle Olímpica Conchita Puig, de Alcorcón, donde descubrió a una inmigrante traída por la organización. Este piso albergaba a los recién llegados hasta derivarlos a centros de trabajo, en su mayoría restaurantes de comida china, propiedad de miembros de la organización.

Además, se egistraron dos restaurantes chinos, uno en Móstoles, donde tres personas trabajaban ilegalmente, y otro en la calle Osa Mayor (Madrid), donde se hallaba un empleado sin documentación. En el piso superior de este restaurante había también una vivienda, utilizada para alojar a los inmigrantes.

Por otra parte, se registró una agencia de viajes, propiedad del detenido Haoyin J., acusado de proporcionar recibos de pagos de viajes y alojamientos ficticios para obtener visados de turistas, documentos que tamién mostraban en los pasos de frontera con objeto de acreditar que no eran ilegales. En esta inspección se intervinieron cientos de impresos de regularizaciones y visados, obtenidos fraudulentamente.

Al menos 100 personas han viajado a cargo de este grupo y, de acuerdo con lo que cobraban a cada una, los beneficios de la organización superan los 700.000 dólares. Los agentes continúan el análisis de los documentos intervenidos con el fin de esclarecer otros detalles del caso.