El efectivo ha duplicado su volumen en el último sexenio, al pasar de 2.080.000 millones de pesetas a más de 4 billones a finales del 90. En el primero de esos años, equivalía al 10,40 por cien de los depósitos bancarios y en el último haía superado el 14 por cien.

Para el autor del estudio, el desarrollo de la economía "sumergida" ha sida promovida básicamente "por ciertos empresarios individuales, profesionales, jóvenes presuntamente parados, parados en situación de cobro ilegal del subsidio de desempleo, empleadas de hogar no declaradas, etc.".

A su juicio, las causas de su desarrollo hay que buscarlas "en el ámbito de lo fiscal", y especialmente en dos factores: el crecimiento de la presión fiscal global efectiva, que pasó de 33,1 en 1985 al 36,8 por cien en 1989, y en la implantación del IVA.

MENOS OPACIDAD

Otro elemento a tener en cuenta es la promulgación en 1985 de de una nueva normativa de activos financieros. Según el autor, esta norma, al situar a partir de entonces en posición de transparencia fiscal a determinados activos financieros anteriormente opacos, "podría haber forzado a que ciertos propietarios de títulos se hubieran colocado, al menos parcialmente, en situación de anonimato fiscal mediante el atesoramento de dinero-efectivo".

El estudio subraya que la evolución del efectivo tiene repercusiones monetarias adicionales aún no contempladas ni sugeridas a la opinión pública", entre las que destaca el perjuicio causado a las entidades de crédito, "al reducirse relativamente el volumen global de lo intermediado por ellas".

"Naturalmente", añade, "quien habrá salido ganando con la emisión adicional y acelerada de efectivo en los últimos cinco años habrá sido el tándem Banco de España-Tesoro, entidade que habrán colocado entre los particulares un activo no rentable, dinero-efectivo en pleno proceso inflacionario".

Todo ello con el agravante de que, como las emisiones de dinero han atendido una demanda de efectivo motivada por el deseo de eludir ciertas obligaciones fiscales, "el resultado neto de la operación conjunta podría haber sido negativa para el Estado, quien se habría visto forzado a elevar las tarifas (o a no reducirlas) para conseguir los ingresos fiscales deseados".

Para el autor dl estudio, la acumulación de efectivo con el propósito de "no pagar los impuestos debidos, habría tenido a su vez repercusiones fiscales y financieras adicionales", entre las que sobresale la elevación de los tipos de interés entre 0,5 y 0,75 puntos adicionales.