Los firmantes del escrito, la Federación de Granjeros, la Asociación de Productores de Carne Bovina, la Federación de Exportadores de Carne y el Instituto de Carne Estadouidense, piden que se alcance "una solución aceptable para todas las partes", con el fin de terminar con un conflicto que dura más de una década, desde que la UE prohibió las importaciones de carne procedente de animales tratados con hormonas, por el riesgo de provocar cáncer a los consumidores.

Esta solución "requerirá un fuerte liderazgo", motivo por el cual las asociaciones norteamericanas se dirigen al nuevo presidente de la Comisión Europea. En este sentido, los ganaderos y productores coinciden cn el Gobierno norteamericano, quien confía en que el nuevo Ejecutivo variará la política comercial, permitiendo la comercialización de la carne hormonada en la Unión.

Los autores del escrito afirman que la prohibición comunitaria les provoca pérdidas anuales de 500 millones de dólares (78.000 millones de pesetas). Por otro lado, las sanciones impuestas por Estados Unidos y Canadá a las importaciones comunitarias por este veto acarrearán pérdidas anuales cercanas a los 20.700 millones de pesetas a la U.