INDURAIN. "EL PROXIMO TOUR LO VAMOS A GANAR, Y LOS GABACHOS SE VAN A CABREAR", CANTARON EN VILLABA

- La peña del ciclista navarro explosionó un cohte por cada etapa de liderazgo

VILLAVA (NAVARRA)
SERVIMEDIA

Siguiendo la tradición, los socios de la peña Indurain explosionaron un cohete por cada uno de los días en que el ciclista navarro ha sido líder. Hoy sonaron 14. Mientras, dentro de la cafetería que les sirve de sede, el clamor era unánime: "El siguiente tour lo vamos a ganar, y los gabachos se van a cabrear", coreaban los aficionados.

Toda Villava permanecía desierta esta tarde mientras la televisión retransmitía los úlimos kilómetros del Tour de Francia por los Campos Elíseos de París. Prácticamente no se veía una sola persona en las calles de esta localidad, cercana a Pamplona, en la que hace ahora 30 años nació el triunfador por cuarto año consecutivo de la ronda gala, Miguel Induráin. Sus paisanos, al igual que millones de españoles estaban atentos a las pantallas disfrutando de un nuevo éxito del ciclista navarro.

Siete autobuses, en su mayoría repleto de villaveses, viajaron hasta la capital francesa para presnciar "in situ" la subida al podio de Induráin. Muchos otros, algo más de un centenar que no han podido estar hoy en París, prefirieron acudir a la cafetería "Maika", sede oficial de la Peña Induráin, para vivir el último día del tour, la marcha triunfal de su ídolo por el centro de la capital francesa.

Mientras algunos "sprinters" peleaban en estos kilómetros finales por ganar la etapa, Induráin continuaba rodando, rodeado por los los 117 supervivientes de esta carrera. En la sede de su Peña todo era aplausos, voces de ánimo, peticiones de bebida a los camareros y fotógrafos, periodistas y cámaras de televisión deseosos de captar en Villava algo del triunfo en Francia.

Mujeres, hombres y niños miraban la pantalla de televisión del establecimeinto, en el que el calor y el humo del tabaco hacían el ambiente irrespirable. Varios miembros de la Peña, con su presidente Aitor David al frente, montaron una mesa en el jardín de la cafetería y, desde allí, siguieron la etapa por radio.

Pero todos entaron en el "Maika" cuando los ciclistas enfilaron la última recta. Nadie supo quién había ganado la etapa, todo fueron gritos a Induráin y botellas de cava que se abrían. Los aplausos arreciaron cuando el ciclista villavés subio al podium para vestirse del "mejor amarillo del mundo", como señalaba una aficionada.

(SERVIMEDIA)
24 Jul 1994
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