El problemapodría resolverse si los consumidores entendieran la importancia de la higiene en el manejo de la comida. La educación sanitaria es uno de los mejores métodos para solucionarlo, según un artículo publicado en la revista "Food Today", del Consejo Europeo de Información Alimenticia.

Las manos del cocinero o cocinera, los platos y los paños de cocina deberían lavarse frecuentemente y las superficies de la cocina (mesas, encimeras, estanterías) deben mantenerse constamente recogidas y limpias.

La cocna debería mantenerse libre de roedores, insectos y otras plagas, incluso de animales domésticos, ya que son importantes fuentes de contaminación de los alimentos. Además, los platos cocinados deben separarse de los crudos.

Especialmente se debe tener cuidado cuando lo que se vaya a concinar sea carne roja o pollo, para evitar la salmonela o el e-coli. Los armarios donde se guarda la comida deben estar secos para evitar un hábitat propicio a los microbios.

Cuando el consumidor vaya a la compra dee fijarse en la fecha de caducidad de los productos y comprar los productos congelados a última hora para evitar su descongelación en el supermercado. Una vez en la cocina, debe mirar las instrucciones de preparación.

Todas estas precauciones deben incrementarse en el caso de que el consumidor sea una mujer embarazada, un niño o un anciano.