Según ese preacuerdo, Israel cedería, para ser gestionada por el Vaticano, el Cenáculo o sala de la Ultima Cena, situada en el monte Sión, en territorio israelí.

El Vaticano se comprometería a preservar el carácter histórico de este lugar y a gestionar las visitas de fieles y turistas, aunque Israel seguiría a cargo de la seguridad en la zona.

A cambio, Israel recuperaría "Santa María La Blanca", que era principal sinagoga de de Toledo desde el siglo XII y que fue consagrada como iglesia católica tras la expulsión de los judíos, en el siglo XV.

La cesión de la gestión del Cenáculo puede ser muy polémica, ya que este lugar santo para el cristianismo se encuentra en un complejo de construcciones en el que los judíos sitúan la tumba de David y otros reyes de Judea, por lo que ha suscitado ya las voces en contra de los rabinos.

Aunque el preacuerdo no ha sido confirmado por ninguna de las partes, la prensa internacional especula con la posibilidad de que pueda ser anunciado por el presidente de Israel, Moshe Katsav, y el Papa, Benedicto XVI, en un próximo encuentro.