La Iglesia no puede caer en ambigüedades, según el ministro -----------------------------------------------------------
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"Los estamentos del Estado tienen que conseguir que los que apoyan a los terroristas, los justifican y nos amenazan vean cómo cae sobre ellos elpeso de la ley y son procesados de una vez por todas, para que no nos sigan amenazando e intimidando con una impunidad totalmente irritante y provocadora".
Con estas palabras, el ministro de Defensa, Julián García Vargas, expresaba la posición del Gobierno al finalizar los funerales por las cinco personas asesinadas ayer por ETA en Madrid.
El ministro agradeció la condena de la Conferencia Episcopal y el mensaje que difundió durante la homilía el vicario general castrense, José Manuel Estepa, quin dijo que nadie que hable en nombre de la Iglesia "puede pretender legitimar, de ningún modo, actos de carácter terrorista".
Julián García Vargas afirmó que las palabras del vicario castrense manifiestan claramente la opinión de la Iglesia católica y matizan "lo que otros representantes suyos han dicho últimamente (en referencia al vicario general de San Sebastián, José Antonio Pagola) en un tono de ambigüedad que nos ha llenado a todos de estupor, que no hemos comprendido y que han llenado de irritaión a los familiares de las víctimas del terrorismo".
"No se puede ser ambiguo en este terreno", prosiguió, "No se puede tener una posición tan llena de matices, porque la inmensa mayoría de los españoles no la comprende y puede servir para que los terroristas se sientan alentados y justificados en sus acciones".
Precisamente hoy, el vicario general de la diócesis de San Sebastián, José Antonio Pagola, declaró a RNE que sus palabras fueron tergiversadas y que "ETA es una banda que comete crímenesy asesinatos, que yo he condenado totalmente".
Matizó que lo que él afirmó es que ETA no es solamente una banda de criminales, sino que tiene un origen político. "Si ETA fuera simplemente una banda más de criminales unidos por su propio lucro personal", dijo, "con ETA se hubiera terminado hace mucho".
Por otro lado, el ministro no quiso dar ningún detalle sobre las investigaciones del atentado para no ponerlas en peligro, al tiempo que dijo compartir la "indignación y el malestar que sienten las uerzas Armadas, que coinciden con una gran firmeza y serenidad".
MUCHA TENSION
Los funerales por las cinco víctimas mortales que ocasionó la explosión de un coche-bomba en Madrid se celebraron esta mañana en un ambiente emocionado, de mucha tensión, aunque no se registró ningún incidente.
Los cuerpos de los capitanes Emilio Tejedor Fuente, Juan Antonio Núñez Sánchez y Ramón Carlos Navia Refojo, el del soldado conductor Francisco Carrillo García y del funcionario Antonio Ricote Castillo fueron tansportados a hombros de sus compañeros del Cuartel General del Ejército de Tierra, en cuyo patio se celebró el acto.
Durante la ceremonia, los familiares de las víctimas protagonizaron escenas de dolor, especialmente cuando les fueron entregadas las banderas que cubrían sus féretros y la Cruz al Mérito Militar con distintivo blanco que les fue concedida a título póstumo a todos ellos.
En su alocución, el vicario general castrense pidió que las madres, la sociedad y la comunidad, "de cuyas entrañs han salido esas criaturas que siembran la muerte, se vuelvan a Dios pidiendo perdón por sus hijos".
"Que el sacrificio de estas cinco vidas sirva, al menos, para que se reconozca cuáles son los frutos inevitables de esas siembras en las que se han echado a voleo doctrinas y reivindicaciones ambiguas y egoístas con procedimientos inhumanos", recalcó.
Al finalizar la misa, José Manuel Estepa leyó un telegrama del Papa, en el que le expresaba su más sentido pésame por la violencia sin sentido que a arrebatado otras cinco vidas humanas.
La ceremonia concluyó con un homenaje a los que dieron su vida por España y a continuación las numerosas personas que asistieron al funeral se disgregaron pacíficamente.
"QUEREMOS JUSTICIA"
Sólo un reducido grupo esperó a la salida de los coches fúnebres para aplaudir a los féretros. Un centenar de personas se congregó ante la puerta principal del edificio, gritando "queremos justicia".
Al salir el último furgón, fueron dispersados por la policía, cuos efectivos custodiaban la zona de Cibeles, donde está ubicado el Cuartel General.
El capitán Ramón Carlos Navía y el funcionario Antonio Ricote fueron enterrados en el cementerio de Carabanchel, de Madrid. El soldado Francisco Carrillo en el de la Almudena, también de la capital. Los restos mortales de los capitanes Emilio Tejedor y Juan Antonio Núñez viajaron hasta las localidades de Fresno de Sayago (Zamora) y Alameda de Gardón (Salamanca), respectivamente.
Al acto asistieron, además del minitro, el presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina; el alcalde la capital, José María Alvarez del Manzano, los responsables de la Junta de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) y otras altas autoridades civiles y militares.
(SERVIMEDIA)
07 Feb 1992
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