En l programa que ha suscitado esta protesta formal de la Iglesia, emitido por Telecinco el pasado día 20, el cantante Ramoncín, uno de los tertulianos, dijo que Juan Pablo II "es un farsante, como todos los Papas, un caradura que vende parcelas en el cielo para después de muertos y es impresentable".

Afirmó también que todas las religiones se basan en el miedo del hombre a la muerte y añadió que "la religión católica es la que más vende porque nunca ha sido respetuosa con los que no creen en ella. Siempe ha llevado bajo palio a los mayores dictadores de la historia, como es el caso de Pinochet".

"¿Este mo es el Papa -se preguntó también Ramoncín- que en este mundo moderno ha dicho a la gente que no utilice preservativos y que ha podido arrastrar a cientos de miles de personas a contraer el virus del sida?".

Pilar Rahola, la ex diputada del Partit per la Independencia, participante también en el debate, señaló que "tendríamos que jubilar al Vaticano y convertirlo en un museo en Port Aventura. LaIglesia es un nido de conspiraciones donde la mujer no pinta nada. Hay montones de cristianos que no tienen nada que ver con este montaje".

En sus intervenciones, la ex parlamentaria sostuvo igualmente que "en el Catecismo se justifica la pena de muerte y este Papa y este Vaticano han oprimido siempre a la mujer. El Papa no es Teresa de Calcuta".

Por su parte, Juan Adriansens dijo que Juan Pablo II tiene que dimitir porque en la antigüedad la opinión pública no se percataba del deterioro físico, ero "ahora las televisions persiguen al Papa y a todo el mundo y recogen cómo se cae, cómo le tiembla la mano, y eso provoca angustia y desasosiego".

En su nota de prensa, la Conferencia Episcopal asegura que los participantes en este coloquio "vertieron descalificaciones e insultos, y ridiculizaron la figura del Pastor Supremo de la Iglesia Católica".

Añade que en su Oficina de Información ha recibido, desde la mañana del día siguiente a la emisión del programa, "numerosas comunicaciones de ciuddanos y ciudadanas que habían seguido la referida emisión, manifestando su malestar y desaprobación por los contenidos y comentarios ofensivos e injuriosos hacia el Papa expresados durante el programa".

La Conferencia Episcopal "deplora y rechaza esta emisión, a la vez que pide el respeto y la consideración debidas a la figura del Papa. Dicho respeto y consideración, exigible par cualquier persona, no coarta la libertad de expresión, bajo la que nunca se puede amparar el insulto, la ridiculización, laburla, el sarcasmo o la calumnia".

Finalmente, la Conferencia Episcopal "invita a los telespectadores y usuarios católicos a que cuando en programas y publicaciones se produzcan situaciones como las que es objeto de esta Nota protesten ante las empresas responsables de las mismas y opten, en el ejercicio de su libertad, por no seguir las aludidas emisiones".