Según explicó el presidente de Iberdrola en Saint Brieuc, se trata “desde el punto de vista de la ingenería del proyecto más difícil que hemos llevado a cabo nunca” puesto que han sido necesarios 12 años para ponerlo en marcha desde que la eléctrica española lograra su adjudicación en 2012.

“Es un ejemplo de nuestro compromiso con la sostenibilidad y con la reindustriialización de Europa”, valoró Galán, quien agradeció “el empeño del presidente Makron, que a sido siempre una persona muy comprometida para que este proyecto llegara a buen término”.

Este parque eólico marino, puesto en operación en mayo de este año, tiene una capacidad de producción de 1.820 gigavatios hora (GWh) al año, con los que cubrirá la demanda energética de 835.000 personas, equivalente al 9% del consumo total de electricidad de la región de Bretaña.

Saint Brieuc es el mayor parque eólico de la región de Bretaña, una tierra de fuertes vientos y grandes mareas, características que han determinado desde siempre el paisaje, la economía y la vida de la zona.

El parque cuenta con 62 turbinas de 8 MW de potencia y 207 metros de altura fabricadas por siemens Gamesa, que se extienden sobre una superficie de 75 kilómetros cuadrados situada a unos 16 kilómetros de la costa francesa.

Con el inicio de la operación de todas sus turbinas eólicas y la conexión a la red eléctrica, Saint Brieuc se convirtió en la cuarta instalación de este tipo de la compañía, tras West of Duddon Sands, ubicado en el mar de Irlanda; Wikinger, en el mar Báltico; y East Anglia ONE, uno de los parques eólicos marinos más grandes del mundo, situado en la zona sur del mar del Norte.

Después de nueve años de permisos y recursos, las obras comenzaron en 2021 y se prolongaron a lo largo de tres años. El desarrollo y construcción de la instalación generó más de 1.700 empleos en Francia, 500 de ellos en Bretaña.

Saint Brieuc tiene sello español, pues los jackets, las plataformas que sustentan los aerogeneradores marinos, y los pilotes se han construido y montado enteramente por Navantia-Windar, en Fene (A Coruña), donde se instaló una grúa oruga de 1.600 toneladas para el ensamblaje final, y Avilés (Asturias).