La técnica permite hallar el ganglio para analizarlo y comprobar si la enfermedad está localizada o se ha extendido más allá de la zona tumoral.

De esta forma se puede modificar la estrategia quirúrgica, evitando el tradicional vaciamiento de la axila en mujeres en las que no se observa el desarrollo del carcinoma, según informó hoy la Generalitat Valenciana.

El ganglio centinela es el primer ganglio de una cadena linfática que drena una zona determinada. Cuando existe un cáncer, para que éste se transmita escalonadamente por la cadena linfática debe atravesar primero el ganglio centinela.

Así, el hecho de que este primer ganglio esté invadido o no por células tumorales permite determinar con gran exactitud la situación del resto de la cadena, ya que si éste es negativo el resto de ganglios probablemente también lo será, y viceversa.

El Servicio de Medicina Nuclear del Hospital Sant Joan, único centro sanitario público que ofrece este servicio en la provincia de Alicante y uno de los cuatro en la Comunidad Valenciana, es el que lleva a cabo este procedimiento.

La paciente diagnosticada de carcinoma en la mama y propuesta para intervención quirúrgica es sometida a una gammagrafía el día anterior a la operación para determinar el lugar en el que se encuentra el ganglio centinela.

Para ello, se inyecta en la paciente un radiotrazador, que consta de una partícula coloidal y una sustancia radioactiva que simula el comportamiento que tendría una célula maligna cuando emigra por la vía linfática.

Esta sustancia fluye hasta el ganglio centinela para permitir captar imágenes de su localización a través de la gammacámara, gracias a la detección de las radiaciones gamma que emite el radiotrazador.

Al día siguiente, durante la intervención, el médico nuclear identifica el ganglio que ha captado el radiotrazador y comprueba que haya absorbido la sustancia radioactiva mediante una sonda portátil que mide la radioactividad, dando así con el ganglio centinela.

Este ganglio se extirpa para analizar si existe presencia de células tumorales. En caso afirmativo, se procede a un vaciamiento axilar para eliminar el resto de ganglios que pudieran estar infiltrados por células tumorales.

De lo contrario, se lleva a cabo una cirugía conservadora con la que se erradica el tumor y los márgenes de seguridad sin tener que vaciar toda la axila. Se calcula que la aplicación del ganglio centinela evita en un 70% tener que recurrir a la cirugía radical.