Según la entidad, la Estrategia supone un salto cualitativo en cuanto a enfoque, ya que se centra en el fenómeno y no en la perspectiva individual de las personas que lo sufren.

Aunque pueda parecer irrelevante, este cambio supone reconocer que el sinhogarismo es un problema social que tiene causas estructurales y que va más allá de circunstancias personales, indicó.

La Estrategia introduce también un importante cambio en cuanto a su objetivo. Ya no busca mejorar la gestión del problema, facilitando la vida de las personas que no tienen hogar, sino que se propone su erradicación definitiva. De hecho, su propósito principal es que ninguna persona se vea obligada a vivir en la calle en el año 2030, apuntó, "en línea con la meta que nos marca la Plataforma Europea para Combatir el Sinhogarismo, de la que España es parte".

Con todo, la presidenta de la plataforma, Marian Juste, reclamó "asignar fondos específicos y suficientes en los Presupuestos Generales del Estado para implementar la Estrategia".

De lo contrario, "existe el riesgo de que quede como una guía de recomendaciones y no pueda desplegar todos sus efectos, perdiendo la oportunidad de que sea una política pública realmente transformadora", advirtió.

La Estrategia sienta las bases para una transformación profunda del sistema de atención al sinhogarismo, que ha de transitar de los albergues y centros de acogida de emergencia (que actualmente representan el 70% del total de plazas) a soluciones estables de vivienda en la comunidad, complementadas con apoyos personalizados según las necesidades de cada persona. Asimismo, busca consolidar un enfoque preventivo del sinhogarismo basado en el acceso a la vivienda, así como facilitar la desinstitucionalización de las personas sin hogar para que puedan desarrollar su proyecto de vida autónomo.