Los miembros de la corporación municipal actual y los que lo eran cuando murió el entonces alcalde de Madrid rindieron hoy un caluroso recuerdo al "viejo profesor" en el Salón de Plenos de la Casa de la Villa, sede del consistorio.

Al acto, presidido por los tres alcaldes que siguieron a Tierno Galván al frente del ayuntamiento, Juan Barranco, José María Álvarez del Manzano y el actual, Alberto Ruiz-Gallardón, también asistió Enrique Tierno Pérez-Relaño, hijo del homenajeado.

Las primeras intervenciones corrieron a cargo de los portavoces de los grupos municipales. Inés Sabanés, de IU, destacó del primer alcalde elegido y no impuesto que fue el símbolo de la recuperación democrática y que fue un alcalde querido y que supo reconocer las necesidades y demandas de los vecinos.

Para Trinidad Jiménez, del PSOE, uno de los mayores logros de Tierno Galván fue frenar la destrucción del centro de la ciudad y su defensa del medio ambiente, unido a que hizo de Madrid una ciudad "más culta, justa, humana y tolerante". También aludió a la"movida madrileña", como antes lo hiciera Sabanés, y a la intensa vida cultural de la capital durante los mandatos del "viejo profesor".

Manuel Cobo, portavoz del PP, reconoció que su grupo fue crítico con la gestión de Tierno Galván, pero dijo que también compartían ideas con él, como las expresadas por Tierno Galván en la Comisión de Asuntos Constitucionales y Libertades Públicas en el Congreso de los Diputados el 9 de mayo de 1978, donde el entonces alcalde dijo que "la unidad psicológica de los españoles es la más profunda de Europa" y donde afirmó ser "un español total".

SUS BANDOS

Los siguientes en intervenir fueron Juan Barranco y José María Alvarez del Manzano, quienes, entre anécdotas, revivieron algunas de sus experiencias con Tierno Galván. El ex alcalde socialista se refirió a él como "un gran luchador por sus ideas en épocas muy difíciles, fiel a sus principios, gran luchador por la libertad y precursor de la democracia", además de un hombre culto, irónico, que siempre estuvo contra la violencia y que conectó con los jóvenes como nadie.

Coincidió con Álvarez del Manzano en destacar el valor de sus bandos, que son "una auténtica joya de la literatura municipalista", a juicio de Barranco. El ex alcalde del PP recordó sus discrepancias y desencuentros políticos con Tierno Galván, pero "no éramos enemigos políticos, éramos adversarios".

El acto concluyó con una emotiva intervención de Gallardón, quien dijo que, pese a las diferencias políticas, "pasados 20 años todos nos sentimos un poco hijos de una época que lleva el sello de Tierno Galván". Destacó del autor del preámbulo de la Constitución que era un hombre enormemente comprometido con la izquierda y profundamente enamorado de una España abierta y tolerante, y un pensador profundo.

"Fue un gran alcalde, porque fue el más esperado", dijo, reconociendo que su idea de la ciudad sigue aún vigente en asepectos como la reconciliación del río con la ciudad o la proyección internacional de Madrid. Gallardón concluyó ensalzando "el orgullo de haber podido aprender junto a él".

Tras el acto, en el que se entregó a los asistentes una reedición de los bandos de Enrique Tierno Galván realizada para la ocasión y que surgió de una idea de Juan Barranco, según explicó Gallardón, el hijo de Tierno Galván se mostró emocionado y agradecido por las muestras de cariño a su padre y dijo que fue una persona que nunca creó enemigos.

Para Enrique Tierno Pérez-Relaño, su padre ha dejado un legado importante a Madrid, como la memoria histórica, sus frases, sus hechos y unas obras que siguen teniendo valor en la actualidad. Otras herencias al ayuntamiento han sido, a su juicio, el respeto mutuo, la búsqueda del consenso, la ilusión por cambiar Madrid y la confianza y respeto en el pueblo de Madrid.

Entre los asistentes al acto estuvo Concepción Aparicio, de 81 años y una de las pocas mujeres del equipo de gobierno de Tierno Galván. La entonces concejala de Tetuán destacó emocionada la ilusión, gusto y alegría con la que se trabajaba al lado del "viejo profesor", en un Madrid en el que "estaba todo por hacer".