A juicio de la organización ecologista internacional, las consecuencias de este auto para la conservación de la naturaleza trascienden el caso de Itoiz, "ya que dejan en situación precaria a cualquier espacio natural amenazado por una infraestructura".

"La situación creaa es aún más grave por la aplicación con carácter retroactivo de la Ley de Espacios Naturales del 96, ya que deja abierto el camino para laminar a posteriori la protección ambiental", afirma Greenpeace en un comunicado.